Capítulo 4

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Abro los ojos y de repente la fuerte luz solar que entra por la ventana me ciega por completo, frunzo el ceño y refunfuño mientras que pestañeo varias veces para acostumbrarme a la luz y vuelvo a abrir los ojos de nuevo, colocándome boca arriba en el colchón.
Mi mirada da contra el alto y techo blanco y así me quedo por un par de minutos, sin pensar en absolutamente nada, con la mente en blanco.
Suspiro y me reincorporo lentamente en la cama, cuando subo la mirada hacia en frente unas paredes negras y con dos cuadros de alguna banda de rock, me recibe. Miro por la habitación inspeccionando y veo ropa tirada en el suelo, latas de cerveza y un cenicero lleno con cigarrillos apagados; estoy en casa de Miles.
Ni si quiera me enteré de que llegué aquí anoche, realmente pensé que llegué a casa pero parece ser que no fue así. Debí de quedarme dormida en el coche de Miles, tenía muchísimo sueño y estaba realmente cansada, supongo que por eso Miles me trajo a su casa.

Bajo de la cama poniendo los pies sobre el frío suelo, y descalza, camino hacia la puerta abriendo ésta y saliendo después. Camino por el pasillo hasta dar con el comedor, donde encuentro a Miles sentado en el sofá mientras ve la tele y fuma.
Al percatarse de que hay alguien en la puerta del comedor, su mirada viaja de la tele hacia mi, mirándome fijamente y saludándome con un: Hey.

—¿Cuando me trajiste anoche? No me enteré.

—Normal, estabas dormida como una marmota. Intenté despertarte pero solo me lleve un puñetazo de tu parte, que por cierto, aún me duele el pómulo –ríe– así que, te traje a casa.

—No me di cuenta de que me quedé dormida, lo siento por el golpe. ¿Dónde has dormido?
–pregunto mientras que camino descalza hacia el sofá dejándome caer a su lado.

—En el sofá.

Asiento con la cabeza y no digo nada, solo me dedico a mirar la tele, donde están echando algún programa de coches que siempre ve.

Conozco a Miles desde que tenemos catorce años, hemos pasado muchas cosas juntos y hemos dormido muchas veces juntos en la misma cama.
No entiendo el por qué esta vez no ha dormido, ni hay vergüenza entre nosotros, de hecho de tanta confianza que tenemos da asco, cómo dice el dicho.

Igualmente no voy a preguntarle, entiendo que haya querido dormir tranquilo en el sofá.

Veo mi móvil en la mesa de centro y me inclino para poder llegar hasta ella, estirando mi brazo y agarrando mi móvil. Nada más encenderlo me fijo en la hora; 10:15 pm.

Realmente pensaba que era más tarde.
Aunque de normal suelo despertarme bastante temprano por mi trabajo, cuando salgo de fiesta o con los chicos suelo despertarme al día siguiente bastante tarde. Y me sorprende que esta vez haya sido diferente.

—Podría haber dormido yo en el sofá, no me hubiera importado.

—Se está más cómodo en la cama créeme, además, siempre que llego de fiesta duermo aquí, estoy acostumbrado. Y no está tan mal.
–ríe.

—Bueno, gracias.

Miles me sonríe en forma de respuesta y devuelve su mirada hacia la pantalla de nuevo.

Estando pensativa y mirando hacia un punto fijo, aparece en mi mente escenas de la noche de ayer.
La cena, el bar, el karaoke horrible y desafinado, Joschka y el chico que me habló cuando salí del bar a fumar.
Es raro, pero sentí como si conociera a ese chico de algo. Tal vez le haya visto en otra ocasión de mi vida de joven, cuando salía tanto de fiesta y por eso mi cerebro le reconoce. No lo sé.

—Heyy, ¿te has ido de viaje astral? Últimamente estas cogiéndole gustillo a eso.
–dice mientras pasea su mano por mi rostro y ríe.

Niego con la cabeza deshaciendo los pensamientos y centrándome en Miles, quien está ahora de pie y tiene su mirada clavada en mi.

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