Capítulo 80

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Kian engancha mi boca y me besa con posesión, deseo, ganas y desesperación. Yo le sigo el beso con las mismas ganas que él, desesperada por llegar a algo más que solamente besos –aunque los besos que da Kian son increíbles y me encanta besarlo, pero quiero algo más–.
Su mano baja por mi abdomen y la desliza hacia mi monte de venus, pasa lentamente sus dedos hasta llegar al centro de mi cuerpo donde toca con sus yemas el punto exacto por encima de la tela de mis mallas; un suspiro suave escapa de mi boca cuando frota sus dedos haciendo una ligera fricción en mi punto débil, y una ligera corriente de placer se hace presente por mi cuerpo. Ahora sí que la ropa empieza a estorbarme.

Él me mira fijamente a los ojos a la vez que su mano está ahí, tocándome por encima de la ropa, provocándome. Mirándome fijamente para ver mis gestos ante lo que sus dedos están haciéndome. Aparta por un momento la mano y la lleva hacia el elástico de mi mallas, para colar su mano por dentro y llevar sus dedos hacia el centro de mi cuerpo. Me toca de una manera más cercana y directa, se siente mejor, aunque todavía la tela de mi tanga está de por medio molestando.
Desliza los dedos por mi punto débil, haciendo un poco de fricción en el. Suelto un gemido suave y muerdo mi labio inferior mientras que pequeños espasmos de placer me recorren el cuerpo. Estoy húmeda, con todo latiente y deseosa por él. Y sé que va a notarlo en cuando sus dedos viajen al centro.
Dicho y hecho, baja los dedos hacia el centro de mi cuerpo, justo en el medio, y alza ambas cejas cuando nota algo en la punta de sus dedos. Esboza media sonrisa ladeada y maliciosa;


—Sabía que estarías empapada, pero no tanto. Y eso que todavía tienes el tanga puesto –murmura mirándome a los ojos y con sus labios peligrosamente cerca de los míos–. No sabes lo que me pone que estés así de mojada por mi.



Acerca su boca a la mía quedando nuestros labios a escasos milímetros. Roza intencionadamente mis labios con los suyos, haciéndome cosquillas y provocándome.
Nos miramos a los ojos por unos microsegundos antes de que Kian estampe de forma bruta nuestras bocas y enrede su lengua con la mía, besándome de una manera posesiva y desesperada. Le sigo el beso de la misma manera posesiva que él me besa, mientras que empujo su nuca para profundizar aún más el beso.

Sus dedos todavía están ahí, tocándome por encima de la tela del tanga aún, acariciando a su vez con su pulgar mi clítoris trazando círculos y dando movimientos suaves.
Saca la mano, lame sus dedos mojándolos y baja la mano de nuevo; un gemido escapa de mi boca cuando noto cómo desliza hacia un lado la tela del tanga para colar sus dedos, tocándome ahora sí piel a piel, sin nada de por medio, solo sus dedos y mi calidez. Acaricia con sus dedos mojados por su saliva mi clítoris, suspiro y gimo suave al notar sus dedos ahí ahora directos sobre mi piel.
Kian comienza a trazar círculos lentos y suaves, hinco mis uñas en sus hombros y gimo sobre sus labios. Muerdo su labio inferior estirando de él, Kian gruñe y nos miramos a los ojos.
Sus dedos ahora se deslizan hacia abajo, tocando toda mi hendidura con sus dedos de arriba a abajo. Tomándose el tiempo para acariciarme.



—Eres muy suave. Siempre estás suave.
–murmura en mis labios con voz ronca.




Mira hacia mi boca y después hacia mis ojos.
Sus dedos juegan con mi zona, me acaricia y me toca de arriba a abajo, hace fricción en mi clítoris y siento una pequeña oleada de placer que consigue que otro gemido más escape de mi boca.

Kian vuelve a besarme. Su otra mano libre agarra mi nuca y su lengua juega con la mía de una forma increíble, es un beso increíble y muy excitante. Pero estoy más concentrada en sus dedos que en el beso en si.
Gimo hondo cuando noto sus dedos hacerse paso entre mis pliegues, y se deslizan dentro de mí lentamente. Siento como me llenan y como empiezan a moverse en mi interior a un ritmo exquisito. Suspiro y abro los ojos para mirarle, Kian ya me está mirando.




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