Capítulo 33

1K 56 24
                                    

Cierro los ojos y suspiro hondo, intento deshacer ese recuerdo y ese horrible dia de mi pasado intentando distraer mi mente pensando en otras cosas.
Abro los ojos después de unos segundos y alzo la mirada hacia en frente, hacia el cielo, centrándome en el y en las nubes que lo decoran. Llevo el cigarro otra vez a mi boca para dar otra calada esta vez más larga.
Mientras estaba recordando aquél día horrible, iba contándole todo a Kian: lo que pasó aquella noche horrible donde ocurrió el abuso y donde mi vida casi acaba a manos de mi padrastro. Y mientras lo hacía, todo pasaba por mi mente cómo si fuese una película de terror, parecía, como si lo estuviera volviendo a vivir de nuevo.

No me gusta hablar sobre ese día ni sobre mi cicatriz, ya que me devuelve al pasado, a ese día en concreto. Es un tema del que me pone muy nerviosa e incómoda hablar, y es un tema, que solamente lo saben mis hermanos, Miles y Daphne. Nadie más sabe sobre lo ocurrido, nadie más sabe sobre ese día ni mucho menos lo que ocurrió. Mejor dicho, nadie sabe nada sobre mi vida, solo mis hermanos y mis dos únicos amigos más cercanos.
No soy de contar cosas mías a nadie, pero supongo, que Kian ha sido una excepción.





—Menudo hijo de puta.
–suelta entre dientes con rabia en cada una de sus palabras después de haber expulsado el humo de su boca.






Asiento con la cabeza sin decir nada y devuelvo la mirada hacia el cielo de nuevo, centrándome en el.
Y doy otra calada profunda al cigarro.






—Esa es la historia detrás de mi cicatriz. Ahora ya la sabes –miro hacia el rápidamente y vuelvo a desviar la mirada de él hacia el cielo otra vez– no me gusta hablar sobre ella, me recuerda al pasado a ese día horrible...






—No hacía falta que me lo contases, pero ya que lo has hecho te lo agradezco, en serio. Se lo jodido que es hablar de algo que aún duele.







—No importa, quería contártelo. Además, esta parte era importante para entender toda la historia al completo.






—Gracias por confiar en mí.








Desvío la mirada del cielo y la desvío hacia él para mirarle de nuevo, él se gira hacia mi casi a la misma vez que yo y nuestras miradas se sostienen fijamente una a la otra. Elevo las comisuras mostrando una ligera sonrisa ladeada y el me devuelve la sonrisa también.

Siento que Kian me escucha, me entiende y no me juzga. Y creo que, esa es una de las razones por las cuales me siento casi en confianza con él para contarle todo esto y ese suceso de mi vida.








—¿Y volviste a tu casa después de eso?
–vuelve a hablar.





—Sí, volví. No tenía dónde quedarme, además, tenía que estar ahí por mis hermanos y por mi madre. Y aunque quería irme, no tenía ni dinero ni trabajo. Pero casi dos años después, a mis casi diecisiete, me fui de casa finalmente. Primero me fui cierto tiempo a casa de Miles y empecé a trabajar bastante y cuando pude conseguir el dinero suficiente me fui y alquilé un piso. Me fui finalmente de casa aunque no quería dejar a mi madre y a mis hermanos solos, pero necesitaba irme de allí. Me fui porque... él me volvió a dar una paliza brutal que casi volvió a acabar con mi vida por una segunda vez –trago saliva– No quería que la tercera fuera la vencida, no quería seguir allí, las cosas cada ven iban a peor... era como la casa del terror. Volvía siempre drogado y borracho, nos pegaba casi cada puto día, y si no me pegaba todos los días era porque estaba todo el tiempo posible fuera de casa. Solo iba para dormir y cuando sabía que él estaba durmiendo. Aunque a veces estaba despierto y bueno, pasaba lo que pasaba... Mientras seguía ahí la situación siguió siendo la misma: golpes y palizas y no podía más.












ONITSEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora