Capítulo 28

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Desde que se fue Miles de casa esta mañana no he vuelto a saber nada de él durante todo el día.
No me ha escrito, no me ha respondido al mensaje que le envié hace unas horas atrás y ni si quiera ha escrito por el grupo que tenemos con los demás.
Se ha conectado varías veces, he visto su última conexión, pero no ha respondido ni si quiera a los mensajes del grupo.
No me gusta estar así con él.
Siempre hemos sido uña y carne, hemos sido inseparables y jamás nos ha pasado esto de estar tanto tiempo separados, sin hablarnos y enfadados, aunque yo no lo estoy, pero él si.
Se me hace demasiado raro y esta sensación amarga y vacía que me deja, no me gusta nada.

No quería estar en casa, quería salir a dar una vuelta yo sola y estar conmigo misma, para despejar mis pensamientos y dejar de pensar por un rato.
No me apetecía estar tirada en el sofá viendo una película ya que eso no me distrae de mis pensamientos y tampoco quería, ni tenía, ganas de ir dormir, ya que solo iba a darle más vueltas.
Así que, he optado por venir al parque a las dos de la madrugada, como antes solía hacer con más frecuencia.

Guardo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta, mientras que mantengo mi mirada hacia enfrente y  camino por las solitarias y vacías calles.
A estas horas apenas suele haber personas por las calles, hay muy pocas. Por eso me gusta salir a dar una vuelta y despejarme a estas horas, porque no hay nadie y todo está tranquilo.

Después de veinte minutos andando, llego a la entrada del parque. Entro y camino hacia el lago y al llegar, doy los últimos pasos hasta llegar frente a la barandilla de metal y saco las manos de mis bolsillos para colocarlas encima de ésta.
Cierro los ojos respirando profundo y los vuelvo a abrir, cuando las vistas de los edificios que están en el otro lado a lo lejos aparecen. Me quedo un rato observándolos mientras que la mente la dejo en blanco.

Hacia muchísimo tiempo que no venía aquí, por lo menos hace dos largas semanas.
Por algunos motivos al final nunca sacaba tiempo para venir aquí, pero hoy es un día de esos en los que necesitaba salir sí o sí y despejarme más que nunca.
Ni si quiera recordaba lo agradable que era estar aquí a solas con el silencio de la noche y que el único ruido sea el agua del lago moverse.
Necesitaba salir de casa y despejarme, necesitaba estar a solas conmigo misma en un sitio donde no sea estar dentro de cuatro paredes, y no hay mejor lugar para despejarme que venir al parque de noche, mi sitio de escapada de hace tantísimos años.

Rebusco en el bolsillo derecho de mi chaqueta el paquete de tabaco y lo saco junto al mechero.
Dejo el cigarro entre mis labios, ahueco la mano para que el aire no consiga apagar la llama y acerco ésta hacia el cigarrillo para prenderlo, en seguida le doy una calada profunda llenando mi garganta de humo.

Éste sitio me relaja, me produce tranquilidad y deja que mis pensamientos floten y que mi cabeza deje de dar vueltas, tal vez sea por el ambiente tranquilo y silencioso de la noche lo que produce que mi cuerpo se relaje y que el sonido del agua me calme. No lo sé, pero me gusta la sensación que me produce cuando vengo.
Le doy otra calada y cierro los ojos cuando una ligera brisa aparece golpeando mi rostro.

Recuerdo cuando encontré el parque por primera vez, cuando un día lo encontré con Miles y desde ese entonces siempre solía venir aquí cuando me encontraba mal y quería despejarme.




(Flashback)

Salgo de casa dando un portazo con todas mis fuerzas, bajo las escaleras corriendo sin mirar atrás, enfadada y furiosa. Llego a la calle y camino sin rumbo alguno, pero no me importa una mierda, solo quiero estar lo más lejos posible de casa donde nadie me encuentre y donde pueda despejarme, estar tranquila al menos por un buen rato o unas cuantas horas.

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