ONITSED

Capítulo 15

Desvía la mirada del lago hacia mi, mirándome fijamente mientras que da caladas al cigarro que sostiene con su dedo pulgar e índice. Esperando una respuesta de mi parte.

—¿Qué haces aquí?
–digo ignorando su pregunta.

Sé que él suele venir aquí a veces a despejarse, pero por alguna razón no esperaba encontrármelo hoy también ni mucho menos en el parque.
Aunque, realmente, ni si quiera tenía pensado en que le vería si vendría aquí.

Es demasiado extraño el habernos encontrado y justamente en el mismo punto exacto del parque, con lo grande que es.

Él me mira serio, dando otra calada y expulsando el humo lentamente.

—Lo mismo que tú –dice encogiéndose de hombro– no esperaba verte aquí.

—Ya, yo tampoco a ti.
–respondo y retiro la mirada de él hacia otro punto.

—Será cosa del destino.

Frunzo el ceño y le miro de inmediato.
Sonrío de lado, de forma burlesca.

¿En serio ha dicho "destino"?

Por alguna razón, no me esperaba esa respuesta de su parte. Me esperaría cualquier otra respuesta, menos esa.

—¿Destino?

Él me mira, ambos sostenemos la mirada del otro.
Parece tranquilo, sin entender el por qué me ha hecho gracia que haya dicho esa palabra.

Frunce ligeramente el ceño y da otra calada al cigarro, el cual está consumiéndose, antes de responder.

—Sí. ¿Crees en el?

Me quedo callada, pensando en su pregunta.

—Nunca me ha pasado nada como para creer en el destino –digo encogiéndome de hombros y desviando la mirada– ¿tú?

—No, tampoco. Pienso igual.

Asiento con la cabeza sin mirarle y me dedico a mirar el agua del lago. Pensando en lo que acabamos de hablar.

¿Destino? ¿Qué es el destino realmente?

No sé si existe o no, pero lo que estoy segura es que las causalidades no existen y todo lo que pasa y lo que no pasa tiene un sentido. Tal vez el destino sea parte de eso o tenga algo que ver, pero realmente, no tengo ni idea.

—¿Y en las causalidades?
–pregunto sin pensar, diciéndolo en voz alta.

—¿Qué?
–dice confundido.

Miro hacia él; —En las casualidades, si crees en ellas.

Se mantiene en silencio por unos segundos, dando la última calada al cigarro y tirándolo al suelo dándole un pisotón, apagándolo.
Suelta el humo lentamente por la boca y desvía su mirada hacia delante, hacia el lago.

—Creo, en que nada pasa porque sí. Todo tiene un sentido. Por ejemplo, el que tú y yo nos hayamos encontrado hoy por segunda vez a la semana... a lo mejor significa algo.
–dice alzando sus cejas y soltando unas risas.

—Sí, seguro... Tal vez la vida tenga planeado que estemos juntos y adoptemos a dos perros.
–digo de manera sarcástica.

Ambos nos miramos y reímos a la misma vez.

Cuando no se comporta y tiene actitudes de chulo y de idiota, puede llegar a ser un chico agradable y con el que hablar de cosas interesantes.