El Entreno

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—¡Voy! —Gritó Andrea, por lo que automáticamente me hice a un lado para dejar a la rubia recepcionar la pelota estratégicamente colocándola en condiciones para que fuera mi turno de bolearla hacia la rematadora de mi lado izquierdo.

—¡Voy! —Grité para bolearla como quería, Any no dijo nada pero saltó para rematarla. El eco que hizo la pelota amarilla y azul en todo el gimnasio era un sonido demasiado familiar para mí, observamos cómo la pelota pasó casi rozando la red y golpeando justo al lado del cono naranja al que teníamos de objetivo pegarle. 

La entrenadora Rossen usó su silbato una vez más porque no lográbamos botar ese último cono. —¡Garzón! —Me gritó mientras yo chocaba la mano con Any para felicitarla por su remate, algo que Andrea nos pedía que hiciéramos todo el tiempo, decía que el equipo estaría más unido y ninguna estuvo en desacuerdo. Me giré esperando un regaño de su parte, realmente esto no había sido mi culpa pero ella seguía rencorosa por la pérdida del campeonato pasado. —Cambia de posición. —Sentí la tensión por parte de todas. 

—¿Con Any? —Pregunté incómoda.

—No, con el cono. —Dijo con sarcasmo. —¿Tú qué crees Garzón? —Any me palmeó el hombro cuando nos cruzamos intentando animarme de vuelta. No me gustaba rematar, aunque había practicado bastante para incrementar la altura de mis saltos y lograr hacer un remate considerablemente bueno durante el verano. No lo había conseguido del todo. Me hice un par de pasos atrás y le indiqué a Any dónde me gustaría recibir el balón. Ella asintió y la entrenadora nos hizo el saque complicado. 

Andrea recepcionó efectivamente, Any la boleó donde le pedí y yo «Por idiota» me adelanté por un paso. La pelota quedó un poco abajo de la red y de mala gana tuve que bolearla, botó el cono porque al menos puedo colocar las pelotas boleadas donde me plazcan. 

Personalmente pienso que por eso no me saca del equipo todavía.

Ese silbato sonó de nuevo y Andrea me dedicó una mirada de compasión. —Garzón, suficiente por hoy. —Me dijo solo a mí. Me giré con un poco de valentía.

—Puedo intentarlo de nuevo. —Le dije con un tono que empezó autoritario y terminó flaqueando. Ella sonrió medio segundo.

—¿Me estás diciendo o me estás preguntando? —Su tono de voz me indicaba que era una pregunta capciosa. —Eso pensé. —Caminó hacia nosotras y decidí mirar hacia las puertas de los vestuarios deseando irme a cambiar mientras el resto la miraban atentas. —El partido amistoso contra Wooden High es dentro de dos días y todas sabemos lo que eso significa. —Sentí su mirada inquisidora y me atreví a verla sabiendo lo que seguía. —Vamos a dar nuestro ciento por ciento, tenemos que demostrar que la derrota en la final del año pasado no significó nada. —Me quitó la mirada de encima. —A pesar de lo que hicieron. —Iba a dar un paso al frente pero Andrea me pellizcó la cintura. —Jugaron sucio. —Me miró de nuevo. —Así que por favor María José, preferiría que no jugaras ese partido. —Me reí silenciosa colocando mis manos en la cintura y bajando la cabeza, furiosa sintiendo como si hubiese volteado un bote de agua completamente helada sobre mi cabeza.

—Si usted lo dice. —Comenté -sinceramente aliviada-, iba a darme media vuelta pero Andrea me detuvo con otro pellizco y apreté la mandíbula.

—¡Ella no sabía! —

—¡María José es buenísima! —

—¡La necesitamos! —

Me comenzaron a defender las chicas. Andrea se acercó más a mi lado mientras discutían con la entrenadora.

—Ya se le pasará, no respondas en contra porque entonces tendría razones para sacarte del equipo. —Me susurró. —Además si todas estamos de tu lado, tendrá que escucharnos aunque sería más simple que hablaras con ella sobre lo que sucedió con esa maldita perra. —Negué con la cabeza sintiendo la furia pasar hasta por las yemas de mis dedos.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora