El Smoothie de Ofrenda

720 53 15
                                    


Daniela pasó a recogerme la mañana siguiente, la camioneta de su papá era bastante moderna y bonita, de color blanco, si no estaba mal también tenía una cabina extra. Daniela pitó dos veces y bajó el vidrio dejándome ver que llevaba lentes de sol y su pelo estaba amarrado con una goma elástica, se bajó los lentes un poco cuando estuve cerca.

—Bonita, ¿No? —Me preguntó.

—Sí, muy.

—Y la camioneta también. —Agregó con una sonrisa burlona comenzando a subir el vidrio. Me quedé inmovilizada un segundo intentando reprimir la risa, solo respiré profundo, rodeé el carro y me subí al lado de copiloto.

—Qué ingeniosa.

Ella parece orgullosa de sí misma.

—Tú no lo sabes, pero cuando quiero puedo ser chistosísima. —Dice mientras comienza a avanzar.

—Claaaro. —Le contesto observando su outfit. Es tan fabulosa que lo simple se le mira como a nadie. Falda de tenis negra, suéter blanco, un collar de un corazón y tenis blancos. —Bonito outfit.

—A mi me gusta tu suéter. —Me contestó sin verme mientras aceleraba por las calles.

Un poco rápido para mi gusto.


∆∆∆∆∆

DANIELA

—¿Cómo van esos análisis? —Le pregunto a Carl entrando a su club de computación, él comía una galleta de chocolate frente a la computadora y cuando escuchó mi voz se giró sonriente.

—Tengo buenas noticias. —Me comenta haciéndose a un lado con su silla, la cual tenía rueditas. Me acerco y él abre una ventana donde estaba el análisis. —Ahora le vas ganando por lo mínimo, pero creo que tendremos una mejor vista la próxima semana. —Se acomoda los lentes desinteresadamente sin dejar de observarme.

Mi corazón se acelera de felicidad y de pronto me dieron ganas de invitar a Poché a almorzar, o por lo menos comprarle una galleta. Quedaban dos semanas más para las votaciones.

Puede que de chocolate.

—¿Crees que seguirá subiendo? —Le pregunto leyendo los resultados finales una y otra vez, estaba inclinada hacia adelante sosteniendo los libros en mi pecho. 

—Eso lo sabremos en la lectura de la próxima semana, pero no está de más recordarte que estos resultados no van a-

—No van a dictar el resultado final, pueden ser totalmente erróneos porque no eres un profesional. —Le contesto recitando la frase ya grabada en mi memoria, me erguí para verlo a él, tenía algunas migajas en la playera The Avengers que tenía puesta y junté las cejas. —¿Qué no estaba prohibido comer aquí? —Le pregunto y procedo a señalar las tres reglas escritas en un enorme letrero colgado en la pared. Las mejillas de Carl comienzan a pintarse de rojo y parecía impacientarse. —Tranquilo, no voy a delatarte ni nada. —Lo tranquilizo observando sus enormes ojos «Esos lentes causaban eso.» relajarse. —Por mí puedes tener una cocina aquí, te debo muchísimo Carl, gracias. 

—Lo pensaré, lo de la cocina. —Me dice sonriente.

Sus mejillas seguían pintadas de rojo, incluso cuando me despedí.

∆∆∆∆

Me pasé la siguiente hora de mi clase de arte analizando qué podría gustarle a Poché y terminé decidiéndome por un smoothie de mango. Nada con cafeína, no parecía del tipo de persona que toma eso. Así que salí unos minutos antes de clase para dirigirme a la cafetería y cuando lo pagué me dirigí a su casillero con la esperanza de que estuviese allí. Llevaba dos libros bajo un brazo y su batido en la otra mano.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora