Vidrios Rotos

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—Yo sé que odias esto.

No lo odiaba. Solo odiaba hacer publicidad.

—Da igual, de todas formas lo haremos. —Le contesté a Luis.

Sus grises ojos parecían decepcionados. Me pasaba un folder con un contrato en su interior. Una empresa licorera muy famosa nos había contactado para hacer un trato en grabar y asistir a sus eventos en diferentes bares de la ciudad. También querían que manejáramos sus redes sociales porque a nuestros últimos tres proyectos nos había ido tan bien que Luis sabía, tenía claro que yo podía darme el lujo de decirles que no.

Pero Luis también tenía un punto.

—No lo haremos nosotros, solo se lo daremos a alguien de nuestro equipo. Recuerda Poché, ya puedes escoger qué hacer y qué no hacer.

—Lo único que me gustaría es formalizar la productora y dejar de hacer tanta publicidad, tal vez así podría dirigir algo.

—Es trabajo.

Trabajo, es trabajo, es trabajo.

Y nos iba bien.

Luis le dio un sorbo a su copa de vino sin dejar de verme. Estaba vestido formalmente con un traje azul y una camisa gris, como casi siempre. Yo usaba una chaqueta de cuero café, una playera negra, pantalones de lona negros y lo único que me pidió Luis, fue que estuviera en tacones, así que usaba unos tacones negros. Todo porque el restaurante solicitaba una vestimenta bonita, o algo así me dijo. Opté por no sentirme ofendida.

La música del lugar era techno. Si no estoy mal, el restaurante tiene un área de discoteca y aparte, el restaurante.

Bastante extraño.

El restaurante tenía la luz bastante tenue y eran luces moradas, mesas de madera esparcidas en largas butacas donde los clientes tendrían que sentarse, no importa si tú llegabas y querías una mesa aparte, el restaurante tenía esta temática. Ponían las mesas a un metro y medio de distancia para que evitaras escuchar la conversación de al lado sin intención. Pero si prestabas atención, podrías hacerlo. Es una temática que atraía a la gente, ¿Por qué?, no sé. Pero nos habían invitado a cenar hoy porque al parecer quieren patrocinar a la empresa en proyectos futuros. Luis solo aprovechó la ocasión para lanzar el contrato ante mis ojos.

—Solo falta tu firma. —Me dijo sacando un lapicero de su bolsillo.

—Quiero leer el contrato, si no te molesta. —Le contesté abriendo el contrato. Él guardó el lapicero.

—Respeto tu decisión, pero ya sabes que no haría absolutamente nada que perjudicara a la empresa, es como nuestro bebé. Lo leyó el abogado primero, ahora si me disculpas, saldré por un cigarro un momento. —Contestó Luis mientras se levantaba de la mesa.

Me reí silenciosamente mientras leía las tres hojas de contrato.

Blah, blah, blah, legalidades, legal, corte, blah, blah, responsables, blah blah.

Lo mismo de siempre. No había nada qué temer. Respiré profundo antes de pedirle a un mesero que iba pasando, que me prestase un lapicero. Luego de firmar, me tomé mi vino a fondo y pedí otra copa. Teníamos que celebrar de alguna forma, ¿No?

La comida llegó y Luis llegó unos minutos después.

Llegó un mesero a darnos una copa repleta de bolas con hidrógeno que se suponía eran dulces y tenías que comerlas antes de comerte el plato principal. El cual eran tres tiras delgadas de carne con una guarnición que desconocía. Esto no me iba a llenar. Le tomé una foto a la comida y la subí junto a un tuit, la mano de Luis salía en el fondo.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora