No recuerdo la última vez que estuve en Wooden High, seguro las últimas vacaciones de navidad antes de mi traslado, Grace y yo queríamos ir a un concierto navideño que sucedería en la ciudad.
Entendía la rivalidad entre los colegios, uno estaba de un lado de los suburbios y para llegar al otro tenías que manejar por al menos media hora. Se dividía en dos: suburbios donde habían demasiados árboles y suburbios donde no. Y casi no se notaban las diferencias entre las casas donde los estudiantes eran de Wooden High de los que estudiaban en D'Anton High. Pero entendía la rivalidad.
Hay un guardia de seguridad en la garita de la entrada pero me dejó entrar como reconociéndome de otros años, me preguntó si iba al entreno y dije que sí.
Suspiré ante la buena suerte.
Me encontraba en mi antiguo colegio, lo único que extrañaba de este lugar era la cantidad de árboles que tenían, parecías atravesar un bosque cuando te trasladabas a otro edificio. También la cafetería al aire libre, era muy linda, tenía unos focos que encendían durante las tardes deportivas que hacían a veces.
Había un letrero que pedía a las personas no pasar por las divisiones de grama entre los parqueos, el único lugar donde les costaba crecer porque no tenían mucha sombra, una necesidad por hacer molestar a algún guardia me entró pero la contuve, no estaba ahí para eso.
Las madres de algunas jugadoras estaban sentadas en las gradas así que yo me senté hasta arriba con la capucha de mi sudadera beige bien puesta. No quería que me reconociera de inmediato. Había más gente del otro lado de las gradas, otros estudiantes que seguramente solo estaban esperando a que sus amigas o novias terminaran de entrenar, era sábado después de todo. Nadie me prestaba atención, justo lo que quería.
Por primera vez en meses no tenía ningún papel que actuar. Podía simplemente sentarme aquí y ver entrenar a la chica que quería antes. No sé si Andrea aprobaría esto como una buena idea para poder acabar todo esto con ella pero yo necesitaba hablarle, una última vez. Además de averiguar si ella estaba detrás... Seguramente no lo estaba. No me engañaré más.
Es lo que necesito así que lo haré.
Grace estaba en una esquina recibiendo remates, tenía el pelo rubio atado en una cola alta que había trenzado en forma de cola de pescado para tener más control sobre ella, le gustaba tener control sobre las cosas.
Me recordé de una tarde en su casa, en su cuarto, ella se deshacía de su trenza instintivamente mientras me contaba alguna historia graciosa. Un recuerdo de que tiene un lado lindo, atento y honesto.
Al final, como en todos los entrenos, tuvieron un pequeño juego de quince minutos donde Grace jugó bastante bien, no es lo mejor que la he visto hacer pero de todas formas fue una actuación excelente. Se mira animada y acomodada, seguramente porque le encanta estar aquí y ha hecho esto miles de veces. Así que cuando su equipo ganó, bajé tres gradas para no pasar tan desapercibida y me quedé sentada a unos metros de distancia de las mamás, estoy segura de que me va a reconocer. Ella se abraza con Hailey, celebrando la victoria, luego choca las manos con sus otras compañeras y parecen hacerse bromas mientras se terminan sus botellas de agua. No es hasta que se están dirigiendo a la salida que Grace me reconoce.
Grace se detiene. Yo me quedo justo donde estoy esperando a ver si ella llegaba hasta mí. Mis manos adentro de la bolsa del sudadero y no dejaba de verla. No creía en la posibilidad de que Grace no se acercara, después de todo lo que me había escrito. Pero ella sale por las puertas del gimnasio dejándome sola junto a las madres.
Pero entonces la veo entrar, ahora con una mochila y venía en mi dirección. Dejé sacar el aire que había sostenido en los pulmones. Salta las gradas de dos en dos y se sienta a mi lado, ella también se había puesto una sudadera beige pero sus shorts seguían siendo los de su entreno. Algo se revuelve en mi pecho cuando choca su hombro con el mío para animarme a decir algo.
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Solo Será Un Momento
FanfictionPoché tiene algo que la mayoría de personas no: determinación. Después de confrontar y llorar más desgracias, traiciones y sorpresas de las que puedes contar con los dedos de las manos y pies, ella no iba a dar todo por perdido. Un nuevo instituto l...