El Segundo Trato

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Después de tener el álbum listo, con mi equipo sacamos los tres primeros singles y le prometí a mi equipo dejarlos elegir dos si y solo si dejaban a Self-love entre esos tres. Así que iban tres:

Self-love

Mor -  Feid.

11 y once - Tainy, Sech.

También solicité que me dejaran elegir la productora que grabaría los videos.

Había llegado a la conclusión de que ayudar a su productora a crecer era una manera de saldar una deuda con Poché. Aunque me había consumido el resentimiento y la ira, no podía negar que Poché había sido fundamental en el éxito inicial, y sentía la necesidad de retribuir ese favor.

Así que me encontraba junto a Johan en una sala de espera para entrar a una reunión con Luis y tal vez, Poché. Estaba nerviosa. El sol se filtraba a través del vidrio que ocupaba el lugar de una pared a mis espaldas. Los sillones eran cómodos y parecían nuevos, modernos, cuadrados. Había un dispensador de agua en la esquina y tenían vasos de papel. Me pareció algo tierno, el que se preocuparan por si sus clientes tenían sed.

La secretaria, que se llamaba Hailey, me pidió que esperara unos minutos.

Había hecho la cita con anticipación, incluso sin saber si mi disquera iba a aceptar que yo eligiese a la gente que iba a grabar mis videoclips, hace semanas sabían que iba a venir. Odiaba que fueran impuntuales. La puerta a un lado del escritorio de Hailey se abrió y me sonrió una Poché desanimada. 

Los nervios que siempre siento al recibir este tipo de miradas de su parte se instaló en mi estómago, pero podía esconderlos bien. Sin embargo, era una sensación a la que ya no estaba acostumbrada. Pasé a su lado sintiendo su olor floral, aunque pude captar algo de olor a cigarrillo, no me desagradó. 

Entré a la elegante oficina de reuniones que tenían, era como una versión mucho más pequeña que la de mi disquera, solo tenían cuatro sillas y era una mesa redonda alta, a diferencia de las doce sillas y la mesa ovalada que tenían en mi disquera. 

La atmósfera estaba cargada de tensión, como una tormenta eléctrica a punto de estallar. Tenía que tranquilizarme y con fuerza de voluntad evitaba buscarla con la mirada, yo observaba mi teléfono intentando ocultar mis nervios iniciales, mientras Poché cerraba la puerta detrás de ella. 

—Daniela, Johan ¿Cómo están?, por favor siéntense. —Dijo Luis con un tono diplomático sentado del otro lado de la mesa señalando las sillas en las que nos sentaríamos. Teníamos vista hacia el puente que separaba nuestra enorme isla de otra. Era espectacular, el lugar guardaba sus secretos. Le sonreí hipócritamente casi cerrando los ojos sin decir nada y me senté. Comencé a revisar los comentarios en mi último post para distraerme un poco de la tensión que sentía aquí, contestaba uno que otro comentario. Me preparaba mentalmente para verlos, pero en mi rostro no se descifraba nada, yo estaba totalmente seria. 

Me había arreglado de la manera en que sé que le gusta a Poché porque me encantaba fastidiarla, el cabello ondulado, maquillaje natural que realmente de natural tiene solo las mejillas. Tenía una playera blanca amarrada por la cintura y unos pantalones de lona 

Entonces levanté la mirada. Poché miraba a Johan, podía sentirla viéndome de reojo, podía sentir este tipo de danza emocional que rondaba en la habitación y entonces me di cuenta que no tenía por qué estar nerviosa. Podía divertirme un poquito.

Entonces apreté los labios intentando esconder la sonrisa y los observé.

—Quisiera ser directo. —Habló Johan. 

—Por favor. —Dijo ella.

—Quisiéramos que ustedes produjeran tres videos musicales. —Entonces Luis me prestó atención y observé la ambición en sus ojos, aunque también había un destello de algo diferente que no logré captar bien. —Será para los tres singles de su nuevo álbum, la fecha de la salida del álbum es en un mes y nos gustaría que el primer video estuviese listo, por lo menos. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora