Escape

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Habían sido unas semanas un poco difíciles. Poché y yo apenas habíamos hablado después de la semifinal y las notas aparecían una vez por semana, al menos dejaron de aparecer fotografías mías, había decidido dejar de intentar averiguar quién era porque era inútil y odiaba sentirme así. Lo único que me distraía de todo esto eran las prácticas del equipo y los exámenes finales. Eran las últimas prácticas que iba a tener como porrista y eso me entristecía, ellas fueron un refugio para mí, nunca me hicieron sentir juzgada y me apoyaban en todo. Cerrar una parte de mi vida que me hizo tan feliz es complicado, resultará catártico. 

Así que después de la práctica nos encontrábamos en el centro comercial más cercano de los suburbios, era grande y lindo y era bastante blanco para mi gusto. Habíamos optado por comer sushi y platicar sobre nuestro planes en la universidad.

—¿Hablaste con tus papás? —Le pregunté a Lara, las chicas hablaban sobre fiestas y otras cosas un poco más subidas de tono. Lara asintió. —¿Y?

—Me dijeron que la Universidad Landell, la pública, podría ser una opción porque está a media hora de aquí. —Contestó, mi rostro debió delatarme porque añadió: —Yo sé, estoy pensando cómo convencerlos, ya se me ocurrirá algo.

—No tengo nada en contra de las universidades públicas, solo no te veo en una. —Agregué intentando explicarme. —Por eso mi cara.

Lara suspiró.

—Pero eso es mejor a lo que ellos quieren para mí, yo no quiero ser dueña de una empresa de llantas. 

Me reí pensando en la época donde mi familia no tenía dinero y mi madre hubiese hecho lo que fuera por tener una empresa exitosa. Entonces a mi padre le empezó a ir bien y le dio la mayor parte del dinero a mi madre, la cual comenzó a invertir y el resto es historia. 

—¿Y tú te lo has pensado?, ¿Lo de la universidad? —Me pregunta Lara mientras intentaba agarrar su trozo de sushi con los palillos. Hizo una expresión de irritación cuando se le destruyó entre los palos. Me reí ligeramente.

—¿Qué? —Pregunté retóricamente. —Yo estudiaré medicina, la carta me llegará en unos días.

Lara alzó las cejas y miró hacia su plato sin decirme nada. 

—¿Por qué no hablan? —Nos pregunta Mary desde el otro lado de la mesa. Parecía un poco distanciada de nosotras pero seguro era porque habían entrado al equipo unas chicas de su edad y no la culpaba, nosotras estábamos a punto de irnos. 

—Es que estaba intentando enseñarle a Lara a comer con los palillos. —Contesto amablemente, Mary alza una ceja. 

—Pero acóplense, ya se van a ir y ni hablan. —Contestó con un tono reclamante. Nos unimos a la platica unos segundos después molestando a la pequeña Mary sobre su tono reclamante. Después de un rato, Lily contó que si no podía con ingeniería, que quería estudiar artes escénicas y eso llamó mi atención.

—¿Artes escénicas?

—Sí, actuación.

Me la pasé el resto de la tarde preguntándome cómo reaccionaría mi madre si le decía que iba a estudiar eso en vez de medicina. Sacudí la cabeza y me concentré en mi comida.

∆∆∆∆∆

Cuando llegué a mi casa noté que el carro de Poché estaba afuera y mis manos apretaron el timón de la sorpresa. Me puse nerviosa en cuestión de segundos, me parqueé detrás de ella. Carlos bajó del auto y tocó el vidrio de su carro y cuando observé a Poché en el vidrio del retrovisor mi corazón dio un vuelco. Sí estaba aquí. Me reí por lo bajo porque de pronto todo mi cansancio se había esfumado. Poché se bajó de su carro y movía sus llaves en círculos mientras se dirigía a mi carro, así que me bajé. Johan se bajó del otro lado y saludó a Carlos brevemente, luego los dos se quedaron juntos viéndonos de reojo mientras observaban el resto de la calle. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora