El Penúltimo Entreno

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Aún no habíamos anunciado lo nuestro en el colegio todavía. Daniela dijo que sería bueno que dejaran de entrometerse en nuestra relación al menos unas semanas por lo que a penas la miraba en horario escolar.

Me sentía tan viva cuando cruzábamos miradas cómplices por los pasillos. Me sentía tan extasiada cuando me texteaba que nos juntáramos en el baño, entre clases.

—Me debes un café helado de La Luna y un beso de esos que duran. —Me dijo mientras me jalaba a un cubículo con ella. Sonreí complaciente.

—No me niego ante esa petición, pero ¿Por qué? —Pregunté tomándola de la cintura, me encantaba su atuendo de porrista y la cola alta que llevaba.

«Uniforme de porrista».

«¿Me regañó mi mente?».

Ella respiró profundo.

—Porque olvidaste mandarme un mensaje de buenos días hoy.

Fruncí el ceño y saqué mi teléfono con confusión. Ella me había dejado en visto, yo sí le había enviado el mensaje.

Mi boca formó el «Oh» que en mi mente se reproducía. Elevé el teléfono para que observara el mensaje allí escrito, pero sin enviar. Hice una expresión de perdón y ella rodó los ojos pero tenía el fantasma de una sonrisa en ellos, bajó el teléfono con una mano y me besó con ganas. Yo le regresé el sentimiento.

Me sentía feliz, me sentía plena. Daniela había entrado a mi vida para mejorarla y no me había percatado hasta este último mes, donde las estúpidas notas me inyectaron el miedo de que todo se podía ir a la mierda en un segundo.

Habíamos terminado de ver la saga de crepúsculo, Daniela había llorado. Sus ojitos llorones eran tan tiernos que besé su rostro por todas partes de los nervios. Entonces se separó de mí cuando vio que todo era una visión de la vampira que puede ver el futuro, su rostro detonaba incredulidad y confusión. Me miró como pidiéndome ayuda para entender y no pude aguantarme la carcajada que se salió de mi garganta.

—¿Es en serio? —Era lo que repetía a cada cinco segundos. Se sentaba con las rodillas dobladas hacia atrás mientras acercaba su cuerpo a la televisión como si no pudiese creer lo que allí estaba pasando. Se puso las manos en la cabeza y me miraba entre veces para pedirme una confirmación y cada una de esas veces yo asentía con la cabeza. —¿Pero qué jodida mierda es esta?, ¿Me hicieron sufrir para putas nada?, ¿Quién putas escribió esta mierda?, ¿Por qué me hiciste ver estas películas?

Daniela Calle es la chica más inteligente del mundo para mí, la más ordenada y la mejor vestida a donde sea que va. Su cuarto siempre estaba impecable cuando yo venía. Ella era una chica preparada.

Así que cuando no está preparada para algo, así es como reacciona. Yo me reía con cada palabrota que salía de su boca.

—No sabía que no habías visto el final, si no te hubiera grabado. —Le contesté. Ella volvió a recostarse en su cama junto a mí y se acurrucó contra mi pecho una vez se tranquilizó. Le di un beso en la coronilla de la cabeza y continuamos viendo el final feliz de esta saga.

Llevábamos cuatro días saliendo.

Lo único que puedo pensar es en que cada día la quería un poco más. No pensaba en la universidad como un obstáculo. Realmente solo pensaba en ella y en su maravillosa forma de quererme.

Hoy encontré una hoja doblada en mi casillero después del almuerzo, me asustaba recibir este tipo de notas pero sonreí cuando noté que era un dibujo animado de dos globos, uno azul y uno rosado. El azul tenía sus manitas cubriéndose la boca con las mejillas rosadas y el otro estaba lanzándole un beso. Lo que decía me hizo reír:

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora