Ellas Ya Saben

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Daniela fue a ver mi partido el viernes de la siguiente semana, había llegado con Lily y el lugar no tardó en llenarse, me estaba acostumbrando a verla sin el uniforme y pensé que seguramente no lo usa todo el tiempo en la escuela, que soy poco observadora y que antes no notaba que estaba por ahí sin su uniforme. La verdad es que empezaba a dibujar un retrato nuevo de ella en mi mente. Cuando se empezó a llenar más me emocioné, incluso habían estudiantes que no eran amigos míos ni de Daniela pero estaba segura de que venían por ella y sus amigas. Nos iba muy bien con el público, sentir apoyo de parte de las personas te daba un esfuerzo extra que no conocía hasta ahora, se mezclaba entre nervios, miedo de decepcionarlos y unas ganas inmensas de escucharlos animándonos. 

Además me ponía nerviosa que mi mamá estaba entre el público, no por el juego porque siempre que puede venir a ver lo hace. No le había dicho nada sobre Daniela y creo que hoy nos vería interactuar por primera vez, aunque sinceramente creo que ya lo sabía porque había estado preguntándome sobre mi vida amorosa sutilmente esta última semana.

Tal vez el rumor de que estábamos saliendo había llegado a sus oídos. O Andrea le contó a su mamá y ella le contó a la mía. 

Las chicas de North High estaban nerviosas a pesar de tener un público como el nuestro. Habíamos estado ganando los últimos partidos y estábamos seguras de que este no iba a ser la excepción. 

Así que a mitad del partido ya íbamos ganando por un set, estuvo complicado porque siempre teníamos que llegar a la diferencia de dos puntos repetidas veces, nosotras hacíamos un punto lo que significa que nos faltaba un punto para ganar el juego, pero entonces ellas nos hacían uno y la diferencia de dos puntos se reiniciaba. 

—¡Vamos chicas! —Gritaban en el público y nos animaban bastante, el DJ del partido y narrador en ocasiones estaba muy ensimismado en hacerse notar, si no hubiese tanto público ni si quiera intentaría hacerlo. 

—¡Vamos Garzón, por Daniela! —Escuché una voz entre el público que iba dirigida hacia mí y sin pensarlo me giré a buscarle pero era imposible saber quién fue. No quise ni buscar a mi madre para verle el rostro.

El final del partido fue positivo para nosotras: habíamos ganado de nuevo. 

Los aplausos y gritos cuando sonó el silbato final eran gratificantes para nosotras, nos chocamos las manos y nos dimos palmadas entre nosotras para felicitarnos y la entrenadora Calle se miraba bastante feliz a pesar de no tener muchas expresiones faciales. Nos dio una pequeña charla en los vestidores sobre nuestra racha ganadora y sobre no bajar la guardia, también nos dijo que ella nos miraba en la final levantando el trofeo.

Yo ya había ganado el trofeo una vez con Wooden High pero realmente jugué cuatro partidos, el partido final jugué media hora porque una de las estudiantes se había doblado el tobillo, esa noche Grace se acercó a felicitarme y fue nuestra primera interacción juntas.

Eliminando esas imágenes de mi mente me cambié y salí al gimnasio donde todavía estaban un par de estudiantes, mi mamá y Daniela con sus amigas. No sé de dónde salen pero siempre aparecen a su alrededor. Daniela bajó las gradas y se puso en la baranda viéndome hacia abajo.

—Felicidades chica, fue un buen partido, emocionante al principio. —Me dijo con una sonrisa. 

—¿Ya no te gustó al final? —Le pregunté confundida. —Las aplastamos, cómo me dices eso. —Ella se encoge de hombros.

—Me gusta la emoción, no saber si van a ganar o perder, lo hace más interesante. —Contesta poniendo sus brazos en el barandal. 

—¡Estuviste brillante! —Aparece mi mamá caminando hacia nosotras, empecé a sonrojarme porque no había hablado de ella todavía así que cuando Daniela se irguió para verla tuve que hacerlo. —Hola, soy la madre de Poché. —La saludó analizándola. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora