—Es cierto. —Dice Andrea sentada en el sillón de su habitación leyendo el tomo que le dieron cuando se inscribió este año en la escuela, yo había tirado el mío. Su cuarto era un lugar muy tranquilo de estar, tenía una librera blanca de un lado repleta de todo lo que a ella le gusta leer, los ordenaba por colores a pesar de que le dije que sería más difícil encontrar sus libros, sus paredes estaban casi repletas de pósters de películas, de sus bandas favoritas y alguna que otra fotografía. Tenía un sillón, un escritorio y una guitarra. También tenía una repisa arriba de su escritorio llena de trofeos de diferentes deportes que hacía cuando era pequeña. —No debió haberte sacado.
Yo estaba recostada horizontalmente en su cama esperando la respuesta y cuando la obtuve me levanté.
—¿Qué hago? —Le pregunté a Andrea. Ella tenía esa expresión que ponía cuando íbamos perdiendo y teníamos que cambiar de estrategia. —¿Voy a su oficina y le lanzo el reglamento en la cara? —Andrea negó con la cabeza.
—Sabemos que te lleva mal, tenemos que presentar esto a alguien más para pedir opiniones. —Me contestó. —No entiendo cómo es que aún no ha superado lo del año pasado.
—¿Y si usa lo del año pasado como excusa? —Pregunté. Ella volvió a negar con la cabeza.
—Ese año te intentó sacar pero lo que pasó ese día fue un drama, nada que ver con lo que dicen estas reglas. —Andrea se levantó y dejó el tomo a su lado para dirigirse a su clóset, comenzó a sacar ropa y ponerla en la cama.
—¿Me intentó sacar? —Le pregunté ella asintió sin verme pero me lanzó un par de jeans negros. —¿Qué haces?
—¿No te recuerdas?, hoy es lo de Tom.
—Pero tenemos que resolver lo del equipo. —Protesté. Ella se giró con las manos en la cintura.
—Claaaro, tenemos que resolverlo hoy viernes a las cuatro de la tarde. —Me contestó sarcásticamente. —Vamos a ir al asado, Poché.
—Ni si quiera habrá carne, siempre es así. —Me quejé de nuevo. Andrea rodó los ojos. No es que no me gustara ir a fiestas, solo no estaba de ánimos.
Además siento que todo el mundo estará hablando de mí.
Y pocas veces logro pasármela bien.
Pero no es que no me guste ir a fiestas.
—El nombre "asado" es un sinónimo de fiesta, Poché, además te lo estoy ordenando como tu capitana. —Me dice bromeando/animándome, me levanté con una leve sonrisa en el rostro y me dirigí a ver qué ropa me podía prestar. Ella sonrió. —Así me gusta.
Cuando llegamos a la casa de Tom ya habían demasiados carros parqueados por todas partes, la música se escuchaba un poco incluso desde afuera de la casa. Era una casa colonial con una enorme puerta de madera, atravesamos un jardín delantero lleno de orquídeas, tulipanes y pequeñas florecitas que parecían ramos y justo antes de llegar a la puerta alguien nos abrió la puerta, dos chicos saludaron efusivamente a Andrea la cual respondió de la misma manera, luego por alguna razón a mí también me saludaron así.
Traía el cabello ondulado gracias a Andrea, unos oscuros jeans ajustados y un crop top negro, una camisa de cuadros amarrada a la cintura, solo por si acaso me daba frío.
Andrea venía con ropa parecida, su cabello estaba amarrado en un moño bajo pero dejándose dos mechones de fleco en la cara. Le quedaba bien.
—¿Cómo están mis deportistas favoritas? —Nos dijo el chico de camisa hawaiana casi abierta mientras pasaba sus brazos por nuestros hombros dirigiéndonos hacia algún lugar de su casa, el suelo de madera se sentía pegajoso y me pregunté si este chico vivía con sus padres.
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Solo Será Un Momento
Hayran KurguPoché tiene algo que la mayoría de personas no: determinación. Después de confrontar y llorar más desgracias, traiciones y sorpresas de las que puedes contar con los dedos de las manos y pies, ella no iba a dar todo por perdido. Un nuevo instituto l...