Antes
—¿Dani?
Daniela estaba sentada afuera de mi apartamento, estaba vestida con un suéter negro de lana que le caía un poco por los hombros, unos pantalones de lona rotos por la rodilla y acampanados y su cabello estaba atado en un moño bajo, dos tiras de pelo le caían en la frente. La acabo de encontrar con la cabeza recostada en la pared y sus audífonos inalámbricos puestos. No me escuchaba ni me miraba porque tenía los ojos cerrados. Me agaché hasta estar de cuclillas y le puse una mano en la rodilla. Ella abrió los ojos de golpe asustada, pero en cuanto me reconoció, me envolvió en un abrazo. Las comisuras de mis labios automáticamente subieron.
—¿Cómo te fue? —Me preguntó, pero aún podía escuchar su música. —Espera. —Dani se quitó los audífonos, nos separó y me miró atenta, expectante. —Ya.
—¿No quieres pasar?
—Estuve sentada aquí desde hace una hora, necesito saber ya. —Me contestó con súplica, poniendo sus manos en mis hombros, sacudiéndome un poco. Me senté frente a ella y descolgé mi mochila del hombro, comencé a buscar en ella hasta que encontré los papeles de inscripción y se los entregué. Ella hizo un sonido de emoción en cuanto comenzó a leer los papeles y luego regresó su mirada hacia mí, abrazó los papeles. —Estoy muy orgullosa de ti.
Usualmente me guardaría los besos largos y significantes para después, pero Daniela Calle era mi fan número uno en todo lo que hacía y deshacía. La besé un breve momento casi montándome en ella, pegándola a la pared. Daniela dio un grito de sorpresa que ahogué con mi boca, pero respondió con rapidez.
Unos largos segundos después la ayudaba a levantarse para que entráramos a mi apartamento, el que aún compartía con Andrea.
Era infinitamente más pequeño que el de Daniela, tenía solo dos habitaciones, una pequeña sala de estar que daba a un pequeño balcón, una cocina que no tenía otra división más que un pequeño comedor.
Teníamos una mesa que era única y exclusivamente usada por Andrea, para sus proyectos de universidad y sus tareas. Sigo sin saber qué estudia, debería preguntarle más sobre eso...
Nos dirigimos a mi habitación, era infinitamente más pequeña que mi antigua habitación, pero estar aquí con Daniela era genial.
—A mí me causaría conflicto tener una habitación que es la mitad de tu antigua habitación. —Habló Daniela, casi adivinando mis pensamientos.
—Un golpe de humildad no está mal, ¿No crees? —Le contesté mientras encendía la regadera.
—Vamos a llegar tarde si te bañas. —Me comentó Daniela con un tono quejoso. Me paré frente a ella y extendí un poco los brazos para mostrarle mi cuerpo completo, mi outfit. Ella me revisó de arriba a abajo. Mi cabello estaba atado en una trenza, mi fleco estaba un poco grasoso o sudado, mi ropa tenía manchas porque a veces al trabajar en una cafetería podían haber accidentes, tampoco estaba maquillada pero eso era lo único que se podía arreglar. Sé que Daniela estaba pensando lo mismo, se dejó caer hacia atrás, en mi cama, estirando los brazos.—Podemos llegar un poco tarde de todas formas.
«Eso pensé.»
∆∆∆∆∆
Nos movíamos en taxi hacia el estadio de béisbol. Daniela estaba viendo su teléfono, le escribía a alguien en whatsapp y parecía molesta. Me mordí el interior de la mejilla pensando en si debería preguntarle o no. Al final solo había intentado saber unas treinta y cuatro mil veces.
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Solo Será Un Momento
FanficPoché tiene algo que la mayoría de personas no: determinación. Después de confrontar y llorar más desgracias, traiciones y sorpresas de las que puedes contar con los dedos de las manos y pies, ella no iba a dar todo por perdido. Un nuevo instituto l...