Bikini

430 56 2
                                    



Tengo que estar tranquila, tengo que estar relajada y apenas preocuparme sobre por qué Poché no me ha contestado en casi todo el día. Digo, soy una artista de primer nivel ahora, acabo de anunciar las fechas para mi tour mundial, acabo de obtener el billboard uno en una de mis canciones. Las personas se mueren por tener entrevistas conmigo y si eso no es suficiente, mi mejor amiga está a horas de que le propongan matrimonio. Mi mente debería estar en mil lugares ahora mismo.

¿Por qué lo único que me preocupaba era que Poché no me contestaba desde hace demasiadas horas?

Esa es la cosa sobre el amor, era desinteresado pero también necesitado, mezquino pero bastante generoso y también desesperado. Era todo lo que no he sentido en años y me gusta sentirlo pero a la vez es aterrador. Lo mejor es que yo veo al miedo y paso de él, no me representa. 

Adriana estaba presente en mi apartamento mientras una de sus trabajadoras alistaba una de mis maletas para llevar de regreso a casa de mis padres. Hace unas horas me había llamado Roderick y me había pedido que por favor regresara a casa de mis padres porque había planeado todo un día con Lily para proponerle matrimonio y que se acababa de dar cuenta que no iba a ser un buen día si yo no estaba ahí para presenciarlo, que Lily no lo sentiría correcto.

—¿Y hasta ahorita te das cuenta de eso? —Le pregunté antes de cortar el teléfono. Le había pedido a mi segundo asistente que comprara un boleto de avión para mi ciudad y había llamado a Adriana de emergencia para que alistara mis maletas en lo que llegaba a mi casa porque es en la única en la que confío como para darle una copia de mi llave.

—Por estas fechas hay frío así que no te metí nada más que ropa de frío. —Me dijo Adriana en cuanto entré. Asentí mientras caminábamos a mi cuarto, entonces mi teléfono comenzó a vibrar. Sonreí y me sentí nerviosa. —¿Quieres que meta algo más? —Me preguntó Adriana pero no le contesté a ella, le contesté la llamada a mi teléfono.

—¿Calle?

Su voz me relajó.

—Hola, ¿Por qué ya no me hablas?

Poché se rió en el otro lado del teléfono.

Adriana levantó una ceja y su sonrisa tenía un poco de burla en ella. Rodé los ojos e hice el ademán de que se alejara de mí pero como no lo hizo, yo me giré y caminé un par de pasos lejos de ella.

—Es que mi madre me cayó de sorpresa hace dos días y decidimos hacer un viaje en carro a mi casa así que... no estaré de regreso en varios días, tal vez semanas.

—¿En serio estás allá? ¡Dios!

—Sí, sí estoy aquí, ¿Qué te pasa? —Se rió al escucharme emocionada.

—No creas que te estoy siguiendo pero yo también tengo que ir a casa de mis papás. 

—Daniela, yo he venido a casa de mis padres todas las navidades y jamás he escuchado que estés aquí. —Se volvió a reír mientras mi mente estaba indecisa en si molestarla sobre la basta información que ella tenía sobre las navidades que me la pasé viajando. —¿Cómo quieres que te crea?

—No voy por ellos, a Lily le propondrán matrimonio y el chico quiere que esté allí. 

Adriana hizo un sonido de jadeo detrás de mí y me giré observándola con todo el enojo que podía demostrar solo para ahuyentarla, ella se cubrió la boca, se dio la vuelta y desapareció en el pasillo hacia mi cuarto.

—¿Lily tiene novio?

—Es reciente pero llevan así de indecisos desde hace años.

—Uy, dímelo a mí.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora