Surf

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Aterrizamos en Hawaii por la noche del domingo. El viaje en avión fue demasiado divertido porque éramos todos idiotas. Cantábamos, hablábamos y hasta molestábamos a las personas que iban a usar los baños. Nos tranquilizábamos cuando había un poco de turbulencia o el piloto hablaba por la megafonía del avión. Fue un viaje de cuatro horas.

Unos buses modernos y grandes nos estaban esperando para llevarnos al hotel en el que nos quedaríamos estos días. Lily iba a mi lado y me contaba que estos buses eran de Japón, que algo así había escuchado a su padre decir. 

También me contó que los compraron en rebaja tras haber estado envueltos en un choque y eso me hizo pedirle a Lily que se ahorrara los detalles de este autobus. Ella se encogió de hombros y comenzó a hablar con Matt. El cual no se había separado de ella desde que llegamos al aeropuerto.

Sospechoso, pero no miraba que la rubia se quejara así que no dije nada. Miré hacia la ventana, la vegetación estaba iluminada por la carretera del aeropuerto y se podía notar que al fondo estaba el mar, aunque no se viera. 

Ya quería estar acostada frente a el mar tomando el sol.

En bikini.

Con una margarita en una mano.

Lentes de sol puestos.

Ya quería que fuera mañana. 

Al llegar al hotel nos repartieron las habitaciones, iban a ser repartidos en parejas. Había solicitado a los estudiantes vía correo electrónico que me mandaran sus solicitudes para pareja. Obviamente puse que solo se iban a tomar en cuenta las del mismo sexo. 

A Lily y a mí nos tocó juntas, obviamente. Nuestra habitación tenía baño propio y un balcón con dirección al mar, como todas. Un espejo enorme que dividía el clóset donde ya estábamos guardando nuestras pertenencias. Ya era tarde, habíamos comido algo en el avión para evitar que nos diera hambre aquí. Lily y yo conversábamos desde nuestras camas con ropa de dormir ya puesta, hablábamos sobre nuestras expectativas del viaje cuando escuchamos que tocaban nuestra puerta. Lily me miró negando que ella había invitado a alguien, luego se levantó a ver quién era.

Lara entró despotricando a la habitación enojada.

—¡Me tocó con Carla! —Se quejó. No recordaba eso, pero tanto Lily como yo la miramos con sorpresa. —Quería que fuera diferente, tal vez conocía a alguien nueva , ¿Pero esa loca?

Solté una carcajada intentando cubrirme la boca.

—¿Por qué no me dijiste?, todavía ayer pude cambiarlo. —Le pregunté entre risas. Lara negaba con la cabeza y Lily se había quedado sorprendida recostada contra la puerta. —Disculpa por reírme, pero no me di cuenta con quién te estaba emparejando porque ya estaba muy cansada. 

—Pues gracias. 

—Vamos, seguro no es tan mala como piensas. —La animé, aunque sabía que Carla era muy difícil, seguramente ni se hablarían. Me volví a reír. Lara me odió por esos segundos y me disculpé de nuevo por reírme. 

—No seas cruel, Daniela. —Me dijo Lily desde la puerta. —No es gracioso que Lara, la persona más carismática del mundo, esté de roomie con la persona más odiosa del mundo. —La molestó Lily a su modo y comenzó a reírse solita. Lara se recostó de espaldas en mi cama cubriéndose la cara.

La risa de Lily era tan pegajosa que solo hizo que me riera más.


∆∆∆∆∆


A la mañana siguiente nos levantamos temprano para ir a surfear y dar una vuelta en bote. Me había ocupado en hacer un itinerario por las mañanas para que las tardes las tuviéramos libres. Me encantaba planear. Así que ahora nos encontrábamos desayunando en el restaurante abierto del hotel, tenía vista al hermoso mar y un buffet tan grande que no estoy segura de poder agarrar de todo lo que nos estaban ofreciendo. Me senté junto a Lily, Byron, Matt y Lara. Las otras chicas del equipo de porristas decidieron sentarse con Tom y todo su grupo varonil. No me molestaba. Casi todo el restaurante lo ocupábamos nosotros, los estudiantes. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora