El Clásico

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La mañana de mi cumpleaños mis padres me despertaron con mucho ruido y música alegre. Mi mamá llevaba un regalo en las manos y mi papá llevaba una bocina en las manos. Me habían regalado un videojuego nuevo. Luego, mientras me cepillaba los dientes, Andrea me llamó por videollamada.

—¡Feliz cumpleaños! —Grita, estaba en su baño y parecía estarse arreglando. Le sonreí mostrando toda la espuma que tenía en la boca y se ríe. —Eres una asquerosa.

—Gracias Andrea, ¿Nerviosa? —Ella parece reprimir sus emociones pero termina exhalando todo el aire que tiene. —Yo también estoy un poco nerviosa.

—Si ganamos este partido tenemos entrada directa a cuartos de final. —Andrea comienza a hacerse una trenza, yo enjuago mi boca. —¿Ya te dije que por ser tu cumpleaños puedes saltarte el partido?

—No me lo saltaré, tengo un buen presentimiento. —Andrea alza las cejas y yo copio su acción mientras me seco los labios con una toalla.

—Yo también. —Mi teléfono comienza a vibrar así que me acerco a ver qué está sucediendo.

—Espera, me está llamando Daniela.

Andrea hace un ruido de burla bastante agudo por lo que le hago una mala seña antes de contestar la llamada.

—Hola. —Contesto con cierta curiosidad. —¿Ya estás afuera?

—María José Garzón, es la primera vez que me contestas rápido. —Comienza a hablarme con un tono humorístico,  escucho mucho viento así que asumo que está manejando con los vidrios abajo. —No, quería preguntarte si podrías ir por tu cuenta a la escuela hoy, tengo un par de cosas que hacer.

—Oh, está bien. —Le contesto. —¿Qué harás?

—No seas metida, feliz cumpleaños. —Me contesta con ese mismo tono humorístico que enrolla mi estómago en un nudo. —Llega temprano, desayuna bien.

—Gracias, lo haré.

Después de colgar bajé a la cocina e intenté comerme los hotcakes que mi mamá me había hecho para el desayuno, mi estómago seguía atado en un nudo, en parte por el tono humorístico de Calle y en parte por el partido de hoy. Solo pude darle dos mordidas.

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En la escuela las personas en los pasillos comienzan a saludarme con el puño, me deseaban suerte en el partido, algunos incluso me deseaban un feliz cumpleaños, me sentía esperanzada y llena de alegría. Al llegar a mi casillero me emocioné al ver una serie de post its pegados a él y cuando los leí no pude evitar sonreír.

"Feliz cumpleaños Poché, eres la mejor novia del mundo", "#Caché", "Me encanta tu sonrisa, ¿Te lo había dicho antes?", "Mejor voltéate". Ladeé la cabeza, «¿Voltearme?»

—Ahí dice voltéate. —Escuché la voz de Daniela detrás de mí, me giré bruscamente para encontrarme a una porrista sosteniendo un ramo de girasoles y una bolsa café, tenía la comisura de sus labios elevadas hacia arriba y de nuevo, su tono tenía bastante humor en él.

La abracé.

—Oh. —Ella dice tensándose un poco entre mis brazos. —Esto está bien.

—Tengo el autoestima hasta el cielo. —Le dije sonriente. Ella se ríe cuando nos separamos y es una genuina risa, nada de sarcasmo ni odio escondido por allí, es brillante y auténtica.

—Toma esto, es para ti. —Tomé el ramo de girasoles y la bolsa de papel, quería saber qué era pero no podía moverlo bien. —Es comida, estoy segura de que no desayunaste bien.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora