¡Acción!

439 41 5
                                    



Daniela era una fuerza magnética. Ella coqueteaba y se enrollaba con Rebeca como una profesional, se enojaba y se alejaba de ella cuando el guión lo pedía. Era una buena actriz y su momento estático lo superó con creces. 

Era el tercer set del día, la evitaba todo lo que se me permitía en la situación. Daniela estaba en la parte trasera de un carro que tenía luces fluorescentes azules, rojas y moradas en el techo. Daniela cantaba la canción y miraba hacia la cámara mientras Rebeca estaba a su lado viendo por la ventana con claro desagrado. Daniela usaba un vestido plateado y parte de su cabello estaba recogido creándole una pequeña diadema que le quitaba el resto de pelo del rostro. 

—¿Me pasas la rutina del skincare?, estás hermosa. —Le preguntó la maquillista cuando se acercó a retocarle la frente. Daniela se rió con la gracia de una artista que ha estado en muchos shows de entrevistas y le guiñó el ojo. Miré hacia el plan de rodaje que tenía en mis manos. Ya íbamos por el tercero. Un día más y descansamos.

Yo estaba sentada en mi silla de directora bebiendo de una lata de soda, miraba hacia la pantalla que tenía a un lado de mí para asegurarme que todo en el cuadro estuviese perfecto, de fondo estaba Daniela en la parte trasera de un carro. 

—¡Luces! —Gritó Ruiz. Un pulgar arriba de nuestros operadores de luz que estaban afuera de cuadro. —¡Cámara!

Anderson levantó el pulgar desde su puesto cerca de Daniela.

—¡Acción! —Grité. La música comenzó a sonar y Daniela se meneaba al ritmo de esta, también la cantaba. Ella miraba a Rebeca y luego a la cámara, parecía indecisa sobre qué hacer, si intentar arreglar las cosas con ella o seguir viendo hacia el frente y me encantaba. —¡Canta a la cámara!

Daniela siguió instrucciones. Contuve la respiración. Sus ojos atravesaban la pantalla y se clavaban en mi pecho. 

—¡Eso Dani, detenlo! —Le grité acercándome un poco a la pantalla. La intensidad de su mirada la sentía en el fondo de mi pecho. Mis manos apretaron el plástico del apoya brazos. Sentía la sangre subir por mis mejillas, la presión me estaba mareando un poco. Era tan linda. El rostro de Daniela se relajaba y sus acciones parecían más reales a medida que incrementaba mi atención sobre ella. Ella sabía que no iba a poder quitármela de encima. Ni si quiera yo sabía si eso era posible. —¡Perfecto! ¡Corte! ¡Fin de la toma! —Grité cuando la canción terminó. Habíamos terminado esas tomas en menos de una hora. Todos comenzaron a moverse incluyéndome.

Me levanté de la silla mientras Ruiz me pasaba su tablet para indicarme qué tocaba ahora. Lo bueno de tener diferentes sets en un mismo lugar es que solo necesitábamos movernos a la bodega número dos (como estaba marcado) mientras en la bodega número uno (donde estábamos ahora mismo) comenzarían a cambiarlo todo para la siguiente escena. Podía huir.

Eso era lo que hacía en cuanto terminábamos una escena. Comencé a caminar hacia la salida de la bodega junto a Ruiz.

—¡Poché! —Me gritó Daniela, apreté la cámara que me colgaba. 

—Adelántate. —Le dije a Ruiz el cual solo asintió y salió por la puerta que estaba a unos metros de nosotros. El sol comenzaba a caer, podía notarlo por el color de la luz que entraba. Daniela caminaba dando brinquitos para alcanzarme. —¿Sí, Dani?

Podía tocar nuestra tensión, podía notar lo cerca que me quería. 

—¿Qué toca ahora? —Me preguntó adelantando el paso. —Me está encantando el concepto, los colores y todo. —Agregó una vez estuvo a mi lado. Su lado más encantador estaba a la luz, me sonreía casi escondiendo los dientes y elevaba la mirada de una forma coqueta. Me aclaré la garganta.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora