Las Flores

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Me desperté antes que Poché. La luz se escabullía por los lados de mis oscuras cortinas y no tardé ni un segundo en recordar dónde ni con quién estaba. Poché estaba a mi lado durmiendo boca arriba con el rostro ligeramente hacia la izquierda. Me quedé observándola unos segundos antes de que la ansiedad se deslizara en mi mente. Todo lo que hemos vivido me atravesó como una película. Todo lo que pasó ayer fue espectacular, pero también lo fue ese día de rodaje, fue maravilloso y al siguiente día ella decidió ignorarlo todo. Al igual que antes de terminar, todo parecía estar fantástico entre nosotras y de pronto...

¿Y si... ?

¿Poché se iría... ?

¿Qué haré si decide... ?

Las preguntas se enredaban en mi cabeza como un remolino y mi corazón se hundía en mi pecho.

—¿Qué tanto piensas? —Me preguntó con la voz de una persona que acababa de despertar, tenía un ojo semi abierto y lo parpadeaba bastante. Le costaba estar despierta tan temprano, nunca se le quitaría.

—No es nad-

—Espera. —Murmuró. Suspirando se estiró completa e hizo un ruido placentero. Se acomodó para verme mejor y ahora tenía ambos ojos fijos en mí. —Ya, dime.

Solo nos mirábamos a los ojos dejando esta rara tensión crecer entre nosotras. Su sonrisa a medias me animó.

Decidí contarle.

—Es solo que no sabía cómo ibas a reaccionar al despertar, si ibas a salir corriendo o si ya no estabas aquí. 

Poché visiblemente se tensó.

—Está bien si quieres irte o tienes miedo. —Le dije evitando tocarla o acariciarla, no quería influir de esa forma para que se quedara. —Yo también tengo miedo pero me gustaría que me lo dijeras antes.

Poché cerró los ojos por un segundo y visiblemente se relajó. Yo esperaba atenta a que los volviera a abrir.

—No me iré. —Contestó. —Te prometo que no me iré. 

—¿Sí?, ¿Es lo que realmente quieres? —Le pregunté y me sorprendí la ilusión que se escuchaba en mi tono, finalmente acaricié su mandíbula con mis dedos. Ella se rió en silencio al contestar.

—Sí. —Su voz tembló un poco a causa de la risa. —Y creo que quiero verte mañana también, pasado mañana incluso.

Una risa de alivio salió de mí. La punta de mis dedos cosquilleaba, no... mi cuerpo entero cosquilleaba de alivio y emoción. Me acerqué para besarla, sus manos automáticamente se fueron a mi cintura y se rió entre besos.

—¿No te incomoda dormir en vestido? —Preguntó observando mi ropa separándonos.

—Pues sí, pero no creo que te resistas a mí si me lo quito, no tengo ropa en este apartamento todavía y pusiste esa regla de solo besos por ahora.

—Nunca dije nada sobre besarte quitándote la ropa. —La risa que tenía que ocupar el siguiente espacio jamás llegó, en su lugar las dos nos quedamos en silencio sintiendo cómo cada una deseaba que Poché cumpliera su palabra. Ella se cubrió el rostro con ambas manos y se giró hacia el techo.—¡Dios, por qué puse esa maldita regla!

Ahora sí me reí.

∆∆∆∆∆

—¿Sí las mandaste? —Le pregunté por teléfono a mi asistente. —Es que ya está en su apartamento y nunca que le suben las flores, ¿O ya?

Había salido de viaje a NY. Tenía una presentación en un programa bastante famoso que pasaban el sábado por la noche en vivo, así que estaría lejos unos días. Cosas para promocionar el álbum y eso. La risa de Adriana me hizo sonrojar.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora