El Primer Día

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Voy tarde.

Lo sé porque Daniela me ha llamado por tercera vez en 10 minutos. No iba a poder terminarme el desayuno pero de verdad necesito desayunar o me desmayaré en los entrenos, así que termino llevándome el pan con huevos revueltos al auto y comía mientras manejaba con una mano. La música iba a tope en mi auto, había logrado conseguir un aparato que podía convertir una estación de la radio en la música de mi teléfono. 

—¡Ya voy! —Contesto el teléfono bajando un poco el volumen. 

—¿Por dónde? —Cuestiona. 

—Estoy a la vuelta, hay un parque. 

—Eres brillante para dar indicaciones. —Me dice antes de colgar. 

«Qué enojada.»

Se mira muy tranquila. Está ahí parada con su cabello ondulado a la perfección y maquillada tan bien que parece natural con su mochila lila colgándole de un hombro con desinterés. Observa su teléfono con impaciencia hasta que se da cuenta que he parado frente a ella. 

—Lo siento, no fue mi intención tardar. —Le digo en cuanto se sube. Ella no dice absolutamente nada y tiene esa mirada que me hace sentir inferior. Ni si quiera sé qué significa. 

—Solo intenta venir más temprano. —Contesta con un poco de súplica. —Solo los lunes. —Miré el reloj del auto, 7:40. Me parece exagerado.

—No llegaremos tarde. 

—Tendré que correr para no llegar tarde a Química, está hasta el otro lado, por eso te digo que solo los lunes. —Me contesta. Alzo las cejas pensando en jugar un poco con ella.

—Pensé que no decían nada al llegar tard-

—Sí, ya lo sé, sé que no me dirán nada pero no quiero ser maleducada e interrumpir la clase. —Me corta con el tono de voz que más he odiado hasta el momento. 

—Vaya, eres una novia súper agradable. —Suelto antes de subir el volumen de la canción que sonaba. Comenzaba a pensar que me había metido en un enorme problema.

—He tenido una mañana irritante. —Me habla viendo su teléfono. Sigo sin decir nada. Pasan un par de minutos. —Sé que puedo sonar abusiva pero no es realmente mi intención. —Dice entre dientes.

—Ahí está, ¿Ya ves que sí puedes ser agradable? —La molesté. Ella pone los ojos en blanco.

—Tú eres otra cosa. 

—Eso me han dicho. 

—Creo que no entiendes que lo digo de una forma negativa. —Agrega. —¿Hoy tienes entreno? —Asiento con la cabeza. Ella jala su mochila porque ya casi llegábamos. La miro de reojo, está escribiendo algo en su teléfono y de pronto vibra el mío. —Ahí está todo lo que haremos hoy. 

Saco el teléfono aprovechando el alto y leo.

Caminaremos juntas hasta tu casillero, voy a ver la mitad de tu entreno porque a esa hora termina el mío, me regresas a mi casa y listo. 

—Debes saber muchísimo del tema, ¿Eso es lo que hacen las novias hoy en día? —Bromeo.

Su expresión está diferente, parece encogerse en su sitio y no sé como interpretarlo.

—De verdad, María José que con todo lo que se viene. —Me mira. —¿Podrías no ser un dolor en el culo hoy? 

Se tocó un mechón del pelo como aquella noche en mi casa, parece un hábito de nerviosismo inconsciente. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora