Solo Será Un Momento

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¡Felicidades a la pareja! Daniela Calle y Poché Garzón disfrutaron de una gran ceremonia en Palm Beach, Florida.

Y, aunque la historia de amor entre estas dos saca nuestro lado más romántico, lo que más llamó nuestra atención fueron los detalles de ensueño que rodearon la boda. ¿Están listas?

Calle, de 31 años, nos dejó boquiabiertas en este diseño de Zuhair Murad, quien vistió a la cantante para los Oscares y los Grammys.

Poché de 32 años también nos dejó boquiabiertas con un vestido de Virgil Abloh, la misma  cuenta que le agradece muchísimo pues materializó su visión y creó el vestido de sus sueños.

La pareja celebró en grande durante todo el fin de semana con actividades como una fiesta de alberca, el ensayo y una fiesta pre-nupcial; en la que Poché sorprendió a la entonces bride-to-be con una romántica serenata, algunas fuentes comentan que fue el momento en que más se le vio feliz a Calle de todas las actividades del día. Ver a su pareja, no cantante, regalarle una serenata.

La boda oficialmente comenzó a las 7 de la noche en un salón que fue decorado con orquídeas, rosas y hortensias casi en su totalidad. Y bueno, como el ramo no podía faltar, Calle eligió orquídeas blancas para este accesorio.

En lugar de intercambiar los votos típico y decir "Acepto", la pareja dijo "Lo aceptaré por siempre" frente al altar. Además ambas intercambiaron votos que sacaron más de una lágrima a los invitados.

Además de las familias y seres queridos de los novios, entre los asistentes estuvieron parte del elenco de Bodies Bodies Bodies, Scream Queens y otras, así como Cara Delevingne, Matt Bomer, Reese Witherspoon.

Pero sin duda el momento más romántico de la noche fue el primer baile de las novias.

La primera vez que le hablé a Poché sobre tener hijos fue unos seis meses después de la boda. No fue nada serio. Me refiero a que no es que haya sido en broma, pero tampoco fue una discusión. Estábamos de viaje en Leighton por trabajo de Poché y yo tenía entre mis brazos a el niño que hacía un papel en la película, en mis brazos, tenía casi dos años y era de los niños más tranquilos que había visto en mi vida. Su escena había terminado y el niño corrió hacia mí, como si me conociera. Lo observé abrazarme las rodillas sin saber bien qué hacer, pero opté por cargarlo y el niño me abrazó. Pude escuchar algunos sonidos que me dejaban claro que varias personas expresaron su ternura al vernos. La madre llegó corriendo a disculparse conmigo pero le dije que estaba bien, procedió a comentarme lo mucho que le había gustado mi álbum y lo increíble que se miraba el show, que no pudo comprar entradas para la primera fase, también comentó que deseaba tanto ir a mi tour que ya tenía sus boletos, ¡Para Barcelona! Poché se levantó de su silla cuando terminó de verificar la escena en la pequeña pantalla que siempre tenía al frente.

—¡Tómense un descanso! —Les dijo aliviada, sonriendo y se giró a verme. Levantó las cejas y caminó hasta nosotras. —Vaya, qué niño tan obediente. —Le dijo a la madre, la cual se ruborizó.

—Mira, es igual a su mamá, es como tener una mini tú. —Agregué yo. Entonces miré a Poché. —Y yo espero que el nuestro tenga tus ojos.

Poché rodó los ojos aunque se miraba bastante complacida con el comentario.

—Por favor, Calle, sería un crimen si no sale con tus ojos. —Me contestó pero su sonrisa estaba distinta. Se alejó de mí hacia la pantalla de nuevo con la excusa de que quería revisar la escena una última vez a pesar de que las revisa siete veces antes de darle el descanso a su equipo.