Evaluaciones y Partidos

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Entré al gimnasio sola, le pedí a Lily que me apartara un lugar a su lado en química con la excusa de que tenía que llamar a mi mamá. Ella entendió al instante. El sonido de las pelotas de Voleibol era algo fuerte para mi gusto pero quería verla. Garzón estaba subiendo y bajando una caja de madera en un lado de la cancha, me observó e ignorándola giré la mirada hacia la entrenadora. Todas las chicas estaban haciendo una fila mientras remataban y mi hermana estaba sentada en las gradas con su uniforme de entrenadora que se basaba en unos pantalones de chándal negros, una blusa polo blanca, un silbato rojo colgándole del cuello y su cabello ajustado en una cola alta. Cuando me vio, sonrió.

—Pequeña genio. —Me saludó con una cálida sonrisa y tocó el asiento a su lado para que me sentara. —Y yo pensando que eras de esas porristas que llevan a sus amigas a todas partes.

—Gran idiota. —Le dije yo con el mismo tono y ella se rió brevemente. —No. —Miento. —¿Cómo estás? —Pregunté.

—No me quejo, además alguien me consiguió un trabajo muchísimo mejor del que tenía antes así que ahora puedo invitarte a comer cuando quieras. —

—Yo puedo invitarte a comer, Holly. —Le contesté. —Ya sabes, son los privilegios de vivir con tus papás. —Ella puso los ojos en blanco.

—Claro, la jaula de oror. —Contestó sarcásticamente. —Espero haber aligerado las cosas para ti. —Asentí. De pronto recuerdo todas las peleas entre mis padres y Holly y ella parece notarlo. —Nada fue tu culpa, ya déjalo. —

—Entrenadora Holly. —Llega Andrea a interrumpirnos, ambas la miramos con la misma expresión. —Estaba pensando que estos últimos quince minutos podríamos usarlos para jugar entre nosotras, para aligerar el ambiente nuevo. —Holly la mira de arriba a abajo y estuve a punto de reírme.

—Es una buena idea, organízala. —Le ordena y Andrea asiente alejándose de nosotras trotando. —Te iba a contar que lo de mi estudio de tatuajes... —Su mirada se desvía hacia un lado. —¡Andrea! Espera. —Ella se gira cuando estuvo al lado de Garzón, Holly se levanta pero no dice nada por lo que ella se regresa trotando. —Ella tiene que mejorar su salto, que siga entrenándolo estos quince minutos, ya tendrá tiempo de jugar después. —Miré hacia Garzón, la cual no dejó jamás de hacer el ejercicio y luego miré arriba, hacia Andrea.

—Ha estado haciendo esas repeticiones y sentadillas desde mitad del entreno. —Dice Andrea como si eso fuese a hacerla entrar en razón. Mi hermana simplemente alza las cejas y se encoge de hombros. Andrea mira a María José un momento y cuando se gira de regreso sus ojos parecen encendidos en llamas azules , estaba molesta y cómo no estarlo. La principal razón por la que sacaron a la entrenadora anterior era para que ella jugara y no fuera reprimida. —Lo que sucede es que la entrenadora Rossen fue muy dura con ella en el pasado y creo que-

—Estoy muy consciente de por qué fue dura con ella y estoy casi segura de que por su tamaño ella lograba hacerle más daño, la ayudaré a mejorar para que no vuelva a sucederle. —La corta Holly y me giro a verla con impresión. Sonó protector de su parte, Andrea asintió y comenzó a reunirse con sus otras compañeras. Holly me regresó la mirada y ladeé la cabeza. —¿Qué? —Se sentó.

—Deberías dejarla jugar, mírala, ya no aguanta. —Le dije haciéndome hacia atrás para dejarla observar. Poché hacía expresión de esfuerzo en cada subida y en cada bajada. Ni si quiera le prestaba atención a la alineación que estaban haciendo sus compañeras. Se puso las manos en las rodillas cuando bajó esta última vez y se quedó así unos segundos, luego volvió a empezar con la misma expresión entre esfuerzo y dolor, mi hermana parecía indecisa. —Ojalá no llegue a oídos del consejo estudiantil porque podrían despedirte por abuso de autoridad. —Agregué. Escuché el silbato y todo su equipo alzó la vista.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora