Tengo Que Hacerlo

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Estas últimas semanas habían sido complicadas. No se había esparcido el rumor de por qué habían más guardias en la escuela y también inventaban rumores sobre por qué Daniela y yo teníamos un guardaespaldas cada una. No podían entrar a la escuela, gracias a Dios, pero todas las veces que quisiera salir de mi casa tendría que hacerlo con Johan. Un chico de veintitrés años que al parecer tenía bastante experiencia siendo guardaespaldas y no me caía mal, pero no me agradaba la idea de tener uno. 

Me llegaron dos mensajes más el resto del mes así que la directora estaba hecha de nervios y estrés. Eran mensajes en los que decían algo como... que me arrepentiré de esto, que ni un guardaespaldas podrá pararle, algo así. Sinceramente comenzaba a pensar que era una puta broma de mal gusto. 

Daniela por otro lado estaba intentando atar cabos, tenía una tabla en su habitación y pegaba papeles, fotografías de gente que pudiese hacerle daño y redujo la lista a ocho personas: un grupo de chicas a las cuales les rechazó la admisión para entrar al equipo de porristas, Carla y Grace. Lily intentaba ayudarla o eso me contaba Dani, que realmente no era de mucha ayuda porque ella siempre le decía que no podía ser ninguna de esas chicas, que ella las conocía y no tenían ninguna vibra de ser malvada, que Lily se regía por las vibras y energías del mundo, que incluso manifestó que todo esto se resolviera antes de navidad y sinceramente yo esperaba eso. Había estado saliendo con Daniela muy pocas veces porque mi madre me quería en casa antes de las seis de la tarde, yo salía del entreno y de clases a las cuatro, tuve siete partidos y solo pude ir a tres; por suerte el torneo estaba en una breve pausa porque estábamos en diciembre, así que empezaríamos con la recta final después de las vacaciones de navidad. 

—¿De verdad crees que Grace podría estar detrás de esto? —Le pregunté una de las tardes que decidimos ver una película en su casa, para subir una historia a nuestras redes y eso. Su mamá prefería que yo llegara así que eso había estado haciendo, a veces con Lily y Lara, a veces llegaban Matt y Byron, esos chicos eran muy chistosos. 

Pero la mayoría del tiempo éramos solo nosotras, la mayoría del tiempo ella me invitaba a ir y con todo este susto no quería privarme de el gusto de pasar tiempo con ella. Así que habíamos estado viendo la saga de crepúsculo. Como aquella vez en mi casa.

Su cuarto era ordenado, elegante y moderno. Sus muebles y su cama tenían una paleta de colores grises, verde menta y un poco de rojizo para algunos cojines y una manta que estaba al borde de su cama, sus paredes eran totalmente blancas y todo estaba distribuido de una manera muy ordenada. Frente a su cama había una televisión de pantalla delgada colgada en la pared. Tenía una lámpara colgante que constaba de tres anillos LED que iban de mayor tamaño a menor tamaño en el centro de su habitación, su cama tenía una cabecera que era un gran espejo con un marco de madera pintado de blanco, intenté evitarlo, intentaba evitar los espejos cuando estaba cerca de ella. 

—No con certeza. —Contestó. Estábamos paradas frente a una pared donde ella colgó una enorme tabla de corcho. Me contó que con esa tabla se organizaba mejor, así que hizo un apartado donde tenía toda la información de las personas allí. 

Lastimosamente en la parte de Grace solo tenía un signo de interrogación y abajo de este había una descripción.

"Ex de Poché, ¿Está loca?"

—No creo que sea ella. —Dije, Daniela me taladró con la mirada, este mes estuve acostumbrándome a sus miradas celosas en cuanto hablaba de Grace. Levanté las manos pidiendo una tregua. —Me refiero a que ella odia nuestro colegio así que para qué molestarse en entrar, odia idear grandes planes, no es brillante, o al menos no tan brillante como para poder evadir las dieciocho cámaras de seguridad. —Le conté. Daniela curveó los labios en una sonrisa divertida. 

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora