Una Idea Brillante

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Categoría: NOS ACABA DE ENTRAR A PMZ

Daniela Calle no ha cambiado. Como si estuviéramos recordando sus inicios en el mundo de la farándula (incluyendo sus años de productora de contenido), la cantante de 32 años enfrenta una nueva demanda por parte del paparazzi Jake Orson, a quien el pasado 4 de mayo uno de sus guardaespaldas, a petición de la cantante, le rompió su cámara y le sacó la tarjeta de memoria. Eso sin contar las múltiples tarjetas de memoria que habían arrebatado antes del suceso al resto de paparazzis que estaban en el lugar.

Nos comunicamos con Joyce Strouse, abogada de Orson, quien afirma que enviará una carta al mánager de Calle, Johan Vera, para informale sobre la denuncia que pretende presentar y comunicarle que "necesitamos la memoria", la cual usarían como evidencia en el caso.

Además hay un video grabado por PMZ en el que se escucha a Orson suplicando a Daniela por su cámara, a lo que Daniela contesta: "Se las voy a devolver, solo necesitamos las memorias". Cuando la cámara de rompe podemos escuchar una risa malévola de parte de la cantante. Nos puso los pelos de punta.

La carta anunciando la demanda dirá...

∆∆∆∆∆

—Eres más lista que esto, por Dios. —Hablaba Johan con un tono acusatorio. —Esto no se puede repetir, ¿Sabes el dinero que-

—Estaban acosándome como nunca, Johan.

Escuché su suspiro y cómo ponía el teléfono en modo altavoz.

—¿Te atacaron?, ¿Te tocaron físicamente?

—No, pero-

—¡Entonces no vas y le pides a tu guardia que rompa la cámara!, te juro que eres más inteligente que esto, pensé que ya habías aprendido la lección-

—¡Yo no pedí eso! ¡Eran muchos!, ¡Me siguieron por las gradas!, ¡No quería que me tomaran fotos!

Le escribí un par de mensajes cortos a Poché para que no se preocupara por mí.

No estoy bien

Creo que necesito despistarlos un rato

hablaré con Johan

Ella vio el mensaje al instante. Pareció escribir, mordisqueé la uña de mi pulgar observando la pantalla, pero entonces dejó de escribir, me metí a la llamada con Johan y bloqueé el teléfono.

—Necesito que respires, corazón y me cuentes con lujo de detalle qué fue lo que pasó.

La respiración pesada de Johan me indicaba que necesitaba un momento para pensar en lo que haríamos ahora, que necesitaba todos los detalles así que comencé a dárselos. No habían pasado ni cinco minutos desde que la camioneta aceleró, el motor rugió suavemente, alejándose del tumulto que había dejado atrás. Las luces de los paparazzi fueron un destello lejano en el retrovisor. Lo primero que hice fue sacar mi teléfono y llamar a Johan porque estaba segura de que esto no iba a ser bueno para mí. Estaba sentada en el asiento trasero, sentía cómo mi corazón latía con fuerza, un tambor inquieto que resonaba con la mezcla de enojo, miedo y tristeza que me invadían.

Era tarde, y las calles de la ciudad ya casi parecían vaciarse. En el aire flotaba un silencio tenso, roto solo por el murmullo del motor y el zumbido distante de la vida nocturna. Yo no podía dejar de pensar en lo que había sucedido, en la satisfacción que había sentido cuando uno de mis guardias había roto la cámara de un paparazzi y luego, sin dudar, había tomado la tarjeta SD de las manos del hombre que intentaba recuperar su cámara. Aquí metida en el auto me daba vergüenza haberme reído de él, ¿Cómo había llegado a esto? ¿Cuándo había permitido que mi vida se convirtiera en un campo de batalla contra ellos?, porque ellos no olvidan, ellos querrán más reacciones. Estaba segura de que no se las daría.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora