No Bad Days

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No contesté ninguna de sus llamadas, no lo iba a hacer a menos que mi enojo se reduzca a la mitad por lo menos. No fui yo quien lo jodió todo y me repetía esa frase constantemente porque conocía lo vulnerable que me volvía a sus alrededores. Así que cuando me parqueé en la entrada de la casa mis manos temblaban un poco, seguía igual de enojada y tendría que verla porque las luces de la planta baja estaban encendidas y estaba segura de que papá aún no regresaba de las oficinas, no estaba su carro, a veces se quedaba a dormir afuera cuando peleaba con mi mamá, lo cual sucedía muy rara vez.

Yo siempre pensé que lo hacía para que ella lo valorara, hacerla pensar más en sus acciones y lo que hace él por ella. Por un momento pensé en dar marcha atrás y quedarme en casa de Holly, pero sé que es un hábito que odiaba de mi papá, alejarse de ella cuando pelean, no hablar las cosas. Sería hipócrita de mi parte.

Ella estaba en el sillón de la sala junto a una lámpara, las cortinas estaban abiertas así que me había visto llegar, tenía un álbum de fotos abierto entre las manos y su cabello curiosamente estaba desordenado, estaba usando una bata celeste y mi corazón se encogió porque su nariz estaba roja y sus ojos estaban levemente hinchados.

También me pareció totalmente injusto.

—Buenas noches. —Le dije e intenté avanzar hacia mi habitación pero su voz me detuvo, escuché que se levantó con rapidez.

—Pensé que te habías marchado. —Me dijo con la voz serena, claro que iba a levantar muros incluso viéndose de esa manera. —Pensé que no ibas a dormir aquí.

—Puedo irme si quieres. —Le contesté apretando las llaves de la camioneta. Ella movió la cabeza sutilmente, negando.

—No, quédate, por favor. —Murmuró. —Pensé que esta iba a ser la noche en la que me abandonabas.

Fruncí el ceño.

—¿Te la pasas pensando que voy a abandonarte? —Pregunté confundida, ella se encogió de hombros.

¿Qué tipo de madre?

Ah, la mía, claro.

—Creo que no me di a entender antes, lo que yo quería hacer era darte todas las herramientas que necesitas antes de que te marches, así hizo mi mamá conmigo y mira a Holly, le va muy bien. —Contestó. Creo que me tembló el ojo.

Algo en mí hizo "crack", lo sentí todo acumularse en mi pecho.

—Mierda mamá, estás jodida. —Murmuré agachándome para tocar el piso con una mano sintiendo náuseas«Tal vez fueron los tacos...», intentaba procesar que tal vez ella está tan jodida que no se da cuenta de lo que hace, que tal vez ella la pasó peor con su mamá; yo no conozco a mi abuela y vivimos en la misma ciudad. De todas formas no era una justificación para perdonarla y dejarle la vida fácil. —Necesitas terapia.

—No-

—¡Una mierda, mamá! —Le grité levantándome. —¡Hay maneras de dar herramientas a los hijos!

Mi madre se había quedado estática, parecía estarse conteniendo para no llorar o gritar, no sabía porque nunca la había visto así. Me daba vergüenza y miedo estarle gritando, tenía ganas de llorar y todo a mi alrededor parecía ensordecedor.

—Ahora lo entiendo, no estuvo bien... Yo... Tu padre es bueno con las palabras, si tan solo-

—No te voy a perdonar a menos que me prometas que irás a terapia. —Ella se sentó, se restregó el rostro con las manos y luego se peinó el cabello hacia atrás como si estuviese intentando poner sus pensamientos en orden.

—Yo y tu padre, creo que vamos a divorciarnos si...

—¿Qué? —Pregunté con el estómago revuelto, me preguntaba si eran los tacos de nuevo...

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora