Primer Filtración

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Daniela hablaba por teléfono y estaba casi gritando, estaba adentro de su oficina y lo que escuchaba de ella solo me decía que Daniela estaba muy nerviosa.

—Así no fue, y-yo no...

Su voz estaba un poco ahogada por la puerta cerrada pero se notaba que estaba a dos segundos de perder el control sobre sus nervios. Decidí dejar de husmear y me dirigí a la habitación para distraerme con mi teléfono porque no hay nada que yo pueda hacer cuando se trata de su trabajo. Ya me contaría qué había pasado.

—¡No es cierto!, ¡Lina, tienes que creerme!, ¡Ustedes saben cómo son ellos! 

Me quedé estática un momento al reconocer el nombre de una de sus mánagers. 

—¿¡Qué mierda!?

Juraba que era otra de sus peleas con su mamá, últimamente ella la estaba llamando para preguntarle por todos los chismes que se encontraba en internet y eso ponía a Daniela de un humor terrible, pero nunca había escuchado que se gritara con ellos...

—¿Soy difícil de trabajar?, ¡Pues que así sea!

Escuché un golpe y me levanté de la cama casi corriendo a la oficina. Daniela tenía una tendencia por destruir cosas cuando estaba enojada. Por eso le encantaba ir a Random en nuestra ciudad. Un lugar donde podía destruir cosas de vidrio con un equipo adecuado.

Cuando toqué la puerta Daniela se tardó unos segundos en indicarme que pasara y al entrar la vi en el suelo recogiendo lápices de colores junto a un porta lápices de metal. Ella se miraba tensa, su teléfono estaba sobre su escritorio intacto y ella no parecía querer verme. Me agaché para ayudarla a recoger los lápices y a propósito puse mi mano sobre la suya cuando buscaba un lápiz azul. Ella se quedó estática y bajó la cabeza soltando todo el aire que tenía por dentro.

—¿Qué puedo hacer para ayudarte? —Pregunté como era habitual, ir directa al grano, así le gustaba a Dani, totalmente lo opuesto a mí. 

Pero Daniela solo se rió con sarcasmo. 

Fruncí el ceño. 

Continuamos recogiendo los lápices y nos levantamos. Daniela seguía sin verme, tenía puestos sus lentes para andar en casa y el pelo liso, limpio, que le llegaba por la mitad de la espalda. Se sentó sobre el escritorio y estiró los brazos hacia atrás, también estiró el cuello hacia atrás y mantenía los ojos cerrados. Seguía tensa.

—¿Quieres que te deje sola?

Ella me ignoró.

—¿Quieres que me quedé?

Ninguna respuesta de su parte. Respiré profundo. Parecía la Daniela antigua.

—Tienes que recordar con quién estás enojada realmente, no conmigo sino-

—Garzón. —Me cortó sin abrir los ojos, sin cambiar de posición, sin cambiar de tono y mandando señales de alerta a mi sistema, recordándome cómo me trataba al principio cuando apenas me conocía. —Solo por curiosidad, ¿Le dijiste a Barbie lo que mis jefes me hicieron en los premios Miauw?, porque me gustaría que me contaras ese tipo de cosas. —Había sarcasmo agrio en sus palabras. —Solo para prepararme por si todo esto terminaba en mis managers renunciando y llevándose casi todos los proyectos que tenía para un año.

Fruncí el ceño. Parpadeé un par de veces intentando procesar la pregunta.

—¿Qué?

Daniela abrió los ojos y giró la cabeza para verme sin ningún intento de esconder todo el enojo que sentía, su boca era una línea recta. Esta era la Daniela que nunca me tocaba a mí.

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora