La Última Charla

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—Me encanta tu piscina. 

Poché y yo flotábamos en la piscina climatizada de la casa de sus padres y no podía estar más relajada que aquí. Lejos de todo el bullicio de la ciudad, lo único que escuchaba eran los grillos del patio, el sonido del agua y música que Poché había puesto. 

—Recuerdo que una vez dudé en si solo me querías por esto.

—¿Qué no sabías? —Bromeé inclinándome para estar de pie. Ella siguió flotando a mi lado con los ojos cerrados, movió el brazo para echarme agua y me reí tapando el chapoteo con mis manos. El agua se evaporaba por todas partes en la piscina porque se tenía que calentar lo suficiente como para que no quisiéramos salir. Gracias a que se evaporaba, el frío no me llegaba a la cara y las luces de la piscina lo hacían ver genial. 

—Entonces-

—Yo-

Hablamos al mismo tiempo. Esperé a que ella comenzara a hablar pero no lo hizo.

—¿Entonces-

—¿Tú-

Poché me echó agua y me volví a reír. Se puso de pie y se echó agua en la cara echándose el cabello completamente hacia atrás que creo y me causaron tres pequeños infartos. 

—Hemos estado evadiendo esta conversación por mucho tiempo. 

—Creo que te refieres a que yo he estado evadiendo la conversación por mucho tiempo. —Me contestó con una sonrisa que demostró pena. —Pero después de saber toda la verdad me quiero enterrar vida o arrancarme la cara, cualquiera de las dos.

—Elabora. 

Poché sonrió nostálgica por la palabra que le decía cuando quería que me contara más a detalle lo que pensaba, sus ojos se hicieron más pequeños y le aparecieron pequeñas arrugas en las orillas que están un poco más marcadas de lo que solían estarlo y quise acercarme a besarla pero tenía que escucharla expresarse mejor, necesitaba que me dijera qué pasaba por su mente tal y como estaba pasando, una versión extendida de eso y el detrás de escenas sobre cómo fue todo adentro de su cerebro. 

—Vamos, no lo pienses tanto, dime.

—Es que si lo ves en retrospectiva es todo una gran estupidez, lo del video nos quitó cuatro maravillosos años, nos quitó de los veinticinco hasta casi los treinta, ¿Sabes todo lo que pudimos hacer? —Hablaba con frustración y sus manos chapoteaban un poco sobre el agua porque las movía mientras me contaba. —Fueron nuestros mejores años.

—¿Tú piensas que esos fueron los años de oro? —Le pregunté con verdadera seriedad. 

—¿Qué no es de los veinte a los treinta? —Preguntó dudosa. Me crucé de brazos.

—Y tú eres la cinéfila. —Le dije negando con la cabeza. —¿Nunca viste Como si Tuviera Treinta?

—En realidad se llama Si Yo Tuviera Treinta.

—¡Ya la viste! —Le dije sonriendo y acercándome a ella. —Estamos a punto de cumplir la mejor frase de toda la película. 

—¿Quiero que seas muy feliz, Matt, eres mi mejor amigo?

Junté las cejas en una expresión de confusión. 

—Quiero tener treinta, ser bonita y próspera. —La corregí. Poché elevó la comisura de sus labios al recordar la icónica frase y se acercó a mí saltando en la piscina, ¿Hasta donde llegaba?

—Entonces son los treinta.

—¡Son los treinta! —Contesté feliz levantando ambas manos sonriendo mostrando los dientes. —¿Eso era lo que te preocupaba?

Solo Será Un MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora