#24 El ángel de las sombras:

7 3 0
                                    


Riof: ¿por qué a mí?

La onda se dispersó incluso más rápido que la otra y se extendió el doble de la distancia anterior.

Al terminar Makoto retomo una posición relajada y sonrió orgulloso.

Makoto: no siento su Podiaco ¿ya lo maté? ¿o acaso huyó? Cualquiera de las dos me dejaría un vacío muy grande de decepción.

Riof: awww... qué lindo que signifique tanto para ti.

Makoto: ¿qué?

Vio hacia el cielo y notó que Riof estaba ahora ahí con sus dañadas alas sosteniendo al pequeño niño con un brazo.

Riof: -dos de sus plumas se desprendieron- ¡a!

Rápidamente aterrizó y dejó al niño en el suelo.

Riof: - "ay que horror ¿por qué tengo que hacer esta clase de cosas? Si no lo hubiera salvado no estaría sufriendo como ahora"- 

Se apretó el hombro por el dolor, era como si por cada pluma le arrancaran un mechón completo de cabello, sumamente doloroso, y a partir de estos desprendimientos unos delgados hilos de sangre estaban corriendo por sus alas, pero notó que el niño estaba tembloroso y puso en duda la pelea.

Riof: - "se ve tan pequeño, no debió de tener más de 5 años cuando murió ¿cómo habrá llegado aquí? O ¿por qué?"-.

Makoto: ja, por un momento me asombré, pero veo que no atacas ¿acaso tienes miedo? debiste recibir más daño del que pensé por mi ataque.

Riof: -sonrió ligera y burlonamente- ya quisieras, este pequeñín me causo más daño que el que podría causarme cualquiera de tus inofensivos ataques.

Makoto se sintió ofendido y aunque Riof parecía muy seguro de lo que decía apenas estaba aliviando un poco el dolor, la incomodidad le impedía mover el brazo izquierdo, que era el que estaba más cerca de esa ala, además...

Riof: ¡aa! 

Makoto: parece que ya lo sentiste.

Riof sintió un zumbido más fuerte que el anterior en sus oídos y por el dolor tan repentino casi cae de frente, por lo que tuvo que apoyarse poniendo ambas manos en el suelo, quedando en una posición de cuatro patas.

El niño: señor usted... -el zumbido llegó a sus oídos- ¡aaa!

El niño sí cayó al suelo y Riof pudo notar como sus oídos sangraban.

El niño: -*llanto*- ¡mami! ¡mamá!

Riof: que patético –una gota de sangre salió de su oreja- ¿sacrificarías inocentes solo por matarme a mí? Así no es como debería actuar un servidor de Dios ¿o sí? ¿qué tanto pudieron cambiar las reglas desde mi era?

Se puso de pie y Makoto sonrió con arrogancia.

Makoto: mira quien habla ¿cómo puedes darme sermones después de matar a todos esos ángeles en la casa de los Fujimori?

Mientras peleaban Erika y Gabriel y Senshi era regañada por el mayordomo empezaron a caer múltiples rayos de luz en la casa, como diez o tal vez quince, de seguro muchos más...

Vanessa acababa de entrar a su cuarto acompañada de Dylan.

Dylan: disculpe que hayamos tardado tanto, tuve que pedir que cambiaran la alfombra, limpiaran el piso y que luego acomodaran todo en su sitio, lamento que no haya comido aún, pero tuvieron que improvisar algo porque no había langostas de sobra, aun así, es un plato espléndido.

Tsumi no akuryō (los demonios del pecado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora