Mientras los demás estaban afuera esperando muchos demonios comenzaron a aparecer y tuvieron que luchar contra ellos, algunos venían desde afuera atraídos por el poder del demonio de la lujuria, mientras que otros hipnotizados salían a atacarlos por orden de este mismo.
Oeste:
Hank: ¿de dónde vienen? Son muchísimos, no debimos dejar que cayera la noche en estas circunstancias.
Arrojaba rocas, los pateaba y golpeaba con todas sus fuerzas.
?: mi señora me envió a matarte, así que no le fallaré a mi señora –se arrojó sobre Hank-.
Hank: ¿señora? ¡Lluvia ascendente!
Dejó malherido al demonio.
Hank: ¿se refiere a Gracia? ¡rayos! –un demonio lo mordió- no se detienen.
Este:
Gabriel: ¡chicos cálmense! Qué problema, no quiero tener que llegar a extremos así que tranquilícense.
Uno lo golpeó desde atrás, lo atajaron con otro golpe de frente y por último un golpe que lo lanzó al cielo y al caer se puso de pie algo molesto, se sacudió y suspiró.
Gabriel: ...tendré que hacerlo, al fin y al cabo, discúlpenme.
Con movimientos ágiles y veloces llegó a la cabeza de uno de los demonios y desde ahí se arrojó para hundirle la cabeza de una patada a otro, cuando el primero trató de golpearlo lo pateó en el estómago y al último le dio una serie de golpes en la cara hasta que cayó.
Gabriel: lo logré... pero ya vienen más ¡a! ¿qué pasa? Mi cabeza... esto afecta a todos los demonios, pero no... no quiero...
Sur:
Gregorio peleaba con los demonios más pequeños y Agatha usaba sus flechas emocionales para calmar a los grandes.
Agatha: ya... ya... sereno –estaba dándole palmaditas a un demonio-.
Gregorio: no creo que debas hacer eso.
Agatha: está anestesiado Gregorio.
Gregorio: sí, pero el efecto de la...
El demonio se enfureció repentinamente e iba a aplastar a Agatha, pero Gregorio se arrojó contra ella y rodaron abrazados por el suelo hasta alejarse lo suficiente.
Agatha: gracias...
Gregorio: jeje.
El demonio tipo animal con la forma de un león desfigurado trató de golpearlos otra vez, pero Agatha se quitó a Gregorio de encima y le disparó una flecha regular a la planta de su pata.
¡Aaaaaaaaa!
El demonio retrocedió y ambos pudieron levantarse, Agatha entonces desplegó sus alas y se elevó para dispararle más flechas regulares.
Agatha: ¡Gregorio!
Gregorio: ¡sí! –hizo y activó el círculo de exorcismo-.
Lograron exterminar al demonio y al ver que uno pequeño saltaba hacia Gregorio, Agatha solo bajó y lo pateó.
Agatha: bien hecho.
Gregorio: gracias, pero vienen unos voladores.
Agatha: esto es interminable, pero ¿sabes qué? Esta noche me siento inspirada, como si pudiera matar a un millón y seguir como si nada.
Gregorio: lo sé, también yo me siento así.
Agatha: ¡te amo Gregorio!
Gregorio se sonrojó y ambos siguieron combatiendo.
ESTÁS LEYENDO
Tsumi no akuryō (los demonios del pecado)
RandomEn esta historia no se puede hablar sobre el bien y el mal de manera totalmente separada, sino sobre la mezcla de varios mundos por la apertura de la puerta al infierno desde donde las más desagradables y peligrosas criaturas vendrán a atacar a la d...