#56 La dificultad sobre los demoniosEl efecto de una luna desquiciante

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Mientras los demás estaban afuera esperando muchos demonios comenzaron a aparecer y tuvieron que luchar contra ellos, algunos venían desde afuera atraídos por el poder del demonio de la lujuria, mientras que otros hipnotizados salían a atacarlos por orden de este mismo.

Oeste:

Hank: ¿de dónde vienen? Son muchísimos, no debimos dejar que cayera la noche en estas circunstancias.

Arrojaba rocas, los pateaba y golpeaba con todas sus fuerzas.

?: mi señora me envió a matarte, así que no le fallaré a mi señora –se arrojó sobre Hank-.

Hank: ¿señora? ¡Lluvia ascendente!

Dejó malherido al demonio.

Hank: ¿se refiere a Gracia? ¡rayos! –un demonio lo mordió- no se detienen.

Este:

Gabriel: ¡chicos cálmense! Qué problema, no quiero tener que llegar a extremos así que tranquilícense.

Uno lo golpeó desde atrás, lo atajaron con otro golpe de frente y por último un golpe que lo lanzó al cielo y al caer se puso de pie algo molesto, se sacudió y suspiró.

Gabriel: ...tendré que hacerlo, al fin y al cabo, discúlpenme.

Con movimientos ágiles y veloces llegó a la cabeza de uno de los demonios y desde ahí se arrojó para hundirle la cabeza de una patada a otro, cuando el primero trató de golpearlo lo pateó en el estómago y al último le dio una serie de golpes en la cara hasta que cayó.

Gabriel: lo logré... pero ya vienen más ¡a! ¿qué pasa? Mi cabeza... esto afecta a todos los demonios, pero no... no quiero...

Sur:

Gregorio peleaba con los demonios más pequeños y Agatha usaba sus flechas emocionales para calmar a los grandes.

Agatha: ya... ya... sereno –estaba dándole palmaditas a un demonio-.

Gregorio: no creo que debas hacer eso.

Agatha: está anestesiado Gregorio.

Gregorio: sí, pero el efecto de la...

El demonio se enfureció repentinamente e iba a aplastar a Agatha, pero Gregorio se arrojó contra ella y rodaron abrazados por el suelo hasta alejarse lo suficiente.

Agatha: gracias...

Gregorio: jeje.

El demonio tipo animal con la forma de un león desfigurado trató de golpearlos otra vez, pero Agatha se quitó a Gregorio de encima y le disparó una flecha regular a la planta de su pata.

¡Aaaaaaaaa!

El demonio retrocedió y ambos pudieron levantarse, Agatha entonces desplegó sus alas y se elevó para dispararle más flechas regulares.

Agatha: ¡Gregorio!

Gregorio: ¡sí! –hizo y activó el círculo de exorcismo-.

Lograron exterminar al demonio y al ver que uno pequeño saltaba hacia Gregorio, Agatha solo bajó y lo pateó.

Agatha: bien hecho.

Gregorio: gracias, pero vienen unos voladores.

Agatha: esto es interminable, pero ¿sabes qué? Esta noche me siento inspirada, como si pudiera matar a un millón y seguir como si nada.

Gregorio: lo sé, también yo me siento así.

Agatha: ¡te amo Gregorio!

Gregorio se sonrojó y ambos siguieron combatiendo.

Tsumi no akuryō (los demonios del pecado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora