#68 Dos caras de la misma moneda:

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Karina: ¡chicos! A... ¿qué fue lo que pasó?

Lío: bueno como puedes ver todo el mundo aquí necesita ayuda, ¿cómo está la otra?

Gregorio sabía de quien hablaban y mientras estaba echado en el sofá se resentía por la culpa.

Agatha: aquí estoy.

Gregorio: -levantó la mirada y sintió como todo se iluminaba cuando la vio andando- A... ¡Agatha! –cuando trató de correr hacia ella se cayó-.

Agatha: ¡Gregorio! –fue a ayudarlo y sintió como la abrazaba fuertemente-.

Gregorio estaba de rodillas porque no podía levantarse, pero así abrazó el torso de Agatha, con el rostro cubierto de lágrimas, ella quedó estupefacta.

Gregorio: -*llanto*- perdóname, perdón, esta vez hice lo que pude, no quería que te sintieras decepcionada, pero aun así... yo no pude...

Agatha: -sonrió sensiblemente y lo abrazó- lo sé... se nota que te esforzaste, no debí decirte eso sabiendo lo sensible que eres, pero por lo menos eso sirvió para que te animaras ¿no? –levantó su mentón- estoy muy orgullosa de ti.

Tenía vendas en su cuello y en su brazo derecho, y algunas en las piernas.

Karina los veía, pero no sintió celos, era algo diferente, como si Gregorio estuviera llorando en el regazo de su mamá.

Karina: -vio a su alrededor y se preocupó- ¿dónde está Luca?

Lío: se lo llevó.

Karina: ¿qué? ¿cómo permitió que se lo llevara?

Lío: es por seguridad, si hubiera podido llevarse al demonio de la ira lo habría dejado, no es seguro que estemos cerca de ellos conforme pasa la noche.

Ira: ¡¿qué?!

Lío: ¿lo ves?

Karina: ¡Desgraciado! –lo tomó de la camisa y lo puso contra la pared-.

Lío: ¿no lo entiendes? Es la única forma de que desarrollen su poder al máximo, tal vez mueran si son débiles, pero no hay otra manera ¿quieres golpearme? Adelante, no podré defenderme.

Karina tenía tanta ira contenida que no sabía si desahogarla o no, así que lo soltó bruscamente y se dirigió a la puerta.

Ira: ¡no vayas! Ellos quieren matarte.

Karina: no puedo dejar que le pase nada a mi Luca.

Ira: entonces iré contigo.

Karina: ¿por qué? Es más ¿por qué nos ayudas? No creí que fuéramos amigos.

Ira: son los compañeros de Hank, y él fue una persona muy importante en la vida de una persona muy importante en la mía, sé que si ella estuviera aquí me lo agradecería.

Karina: ...está bien, sígueme.

Agatha quitó a Sack del lomo del perro demonio y lo puso en el mueble acostado para que él y Karina pudieran irse.

Gregorio: oye Agatha –lo ayudó a sentarse en el sofá-.

Agatha: ¿sí?

Gregorio: ¿quién curó tus heridas? 

Dominick: -llegó al calabozo en la casa de Henry- hola pequeño, no nos habíamos visto aún ¿verdad?

Kail estaba viendo al suelo, pero levantó lentamente la mirada y cuando sus ojos chocaron con la imagen de ese hombre sintió un terror inmenso.

Tsumi no akuryō (los demonios del pecado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora