Senshi descansó un rato y se levantó para salir.
Ann: tus tacones están junto a la camilla, y aquí está tu adornito para la cabeza –se lo entregó-.
Senshi: -se puso los zapatos- ok, -tomó el pañuelo y se lo colocó- gracias.
Ann: descuida.
Senshi: y gracias por todo lo demás.
Ann: es un placer.
Senshi salió y la llamaron para hablar con el mayordomo, asique fue a la cocina y se sentó en una de las sillas a escuchar el sermón.
Mayordomo: ¿qué fue lo que pasó?
Senshi: me tropecé y me caí, pero si hubo daños lo pagaré.
Mayordomo: bueno las cremas se exprimieron al chocar con tu cabezota y embarraron el piso... ¡¡¡PERO YO NO TE CREO QUE TE HAYAS TROPESADO!!!
Senshi: oiga, cálmese, eso fue lo que pasó ¿por qué le mentiría?
Mayordomo: -se recompuso y se acomodó un poco el chaleco- bueno, yo creo que tú te pusiste a escuchar a través de la pared lo que hacia la señorita en su cuarto y al escuchar algo desagradable te asustaste y caíste, aunque sigo sin entender como chocaste con tanta fuerza contra la pared.
Senshi: ¿a qué se refiere con algo desagradable?
Mayordomo: así que fingirás demencia, muy bien, entonces tendré que aceptar tu excusa y dejar que continúes con el trabajo, pero haré que pongan cámaras en los cuartos para huéspedes por si acaso hay otra situación sospechosa –se le acercó a la cara de Senshi- ¿de acuerdo?
Senshi: sí señor.
Riof volvió a entrar al mismo cuarto en donde Senshi estaba limpiando antes y donde Gabriel aún espiaba a la afamada muchacha.
Riof: Gabriel.
Gabriel: -sacó la cabeza de la pared- ¿sí?
Riof: no tengo buenas noticias.
Gabriel: ¿Senshi está bien?
Riof: ella si está bien, pero otras personas no.
Dos mucamas estaban limpiando la sala y un chofer que acababa de llegar con una elegante mujer las vio.
Chofer: hola chicas.
Ambas lo saludaron.
Mucama 1: -vio que tenía un tatuaje de un pequeño fénix en el cuello- ¿te hiciste un nuevo tatuaje?
Chofer: si, pedí permiso a la patrona para que no me fueran a regañar por ser "antiestético" ¿no? –comenzó a reír-.
Mucama 1: si, -*enojada*- está lindo –comenzó a pasar el plumero de forma agresiva-.
Chofer: ¿estás bien?
Mucama 1: ¿por qué mi mamá no me deja hacerme un tatuaje? Ya tengo 19, ¡tengo derecho!
Movió el plumero de golpe y tiró un florero al piso, obviamente se rompió en mil pedazos al primer contacto con la madera.
Mucama 2: pero ¿qué hiciste?
Mucama 1: lo siento, fue un accidente.
Mucama 2: si claro, pero a ti te lo perdonarán porque tu mamá es amiga del mayordomo.
Mucama 1: ¿acaso dices que soy un consentida? Solo eres una vil envidiosa.
Mucama 2: ¿envidia? -*sarcasmo*- Si, como no, –tomó una escoba y una pala- ¿qué podría querer yo de ti? Eres patética.
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Tsumi no akuryō (los demonios del pecado)
AcakEn esta historia no se puede hablar sobre el bien y el mal de manera totalmente separada, sino sobre la mezcla de varios mundos por la apertura de la puerta al infierno desde donde las más desagradables y peligrosas criaturas vendrán a atacar a la d...