#48 Cambios graduales

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Hank fue a la casa de Karina, pero le dio la vuelta para llegar al garaje y leyó un letrero en idioma del más allá que decía que estaba abierto así que tocó.

¡Toc! ¡toc!

La puerta del garaje se abrió y adentró se evidencio un bar muy limpio y con clase, no parecía un garaje porque todo estaba cubierto por madera y pintura, había juegos de salón, como billar y hockey de mesa, y Luca estaba es la estación preparando los tragos.

Luca: -desde donde estaba abrió la puerta con el control remoto- hola ¿cómo estás Hank?

Hank: hola Luca –entró y detrás de él se cerró la puerta- ¿y Karina?

Luca: mamá está cocinando, debe venir en un momento ¿en qué puedo ayudarte?

Hank: aquí vienen humanos, ángeles, espíritus y demonios ¿no?

Luca: claro, este lugar es para que puedan conocerse en una situación más relajada y no en una pelea como es costumbre, también tienen ese derecho ¿o no? Aunque demonios no hay muchos, solo los que están en intento de redención, pero... ya sabes.

Hank: sí, lo sé, quería preguntarte si...

Luca: un momento... –fue y entregó unas bebidas tan rápido que Hank se quedó estupefacto- ¿sí? ¿qué?

Hank: sí que eres rápido.

Luca: el más rápido conocido, ni siquiera esa tal Misu puede igualar mi velocidad, nadie puede.

Hank: sí, pero...

Luca: ¿sabe qué? No tengo tiempo para esto, –preparaba velozmente cocteles mientras hablaba- no, no he visto a Gabriel, sí, sí sé quién es Gabriel, no, no es que quiera ser grosero, pero no tolero a la gente lenta, no crea que le estoy diciendo viejo, pero... ¿se peleó con Gregorio? ¿por qué?

Hank: bueno...

Luca: ah... por eso, que testarudos son ustedes dos –volvió a entregar otra bandeja de bebidas-.

Hank: ¿en esto desperdicias tus poderes?

Luca: no soy un tipo conflictivo, la verdad prefiero quedarme en casa la mayoría de las veces, claro que entreno, pero solo porque mamá me lo pide, no es que sea mi pasión, pero sé que por ser quien soy estoy en un constante peligro y debo ser fuerte... la verdad prefiero esto, entreno mi velocidad y también leo la mente de los clientes desde aquí así que eso también aplica... de vez en cuando debo matar demonios para mantener mis poderes, pero eso es lo de menos.

Hank: claro, disculpa, ya me voy.

Luca: ¿no olvida algo?

Hank: ¿ah?

Luca: aún tengo su cartera y también el dinero que trajo en su bolsillo, me encanta el dinero.

Hank: -le quitó sus cosas- sí, -*sarcasmo*- gracias.

Karina llegó por la puerta de la casa que conectaba con el garaje con una bandeja de comida.

Karina: oye Luca, cariño debes ordenar ese cuarto, no querrás que... -se puso roja de vergüenza al ver que Hank estaba ahí parado- ¿Hank? P-pero ¿tú que estás...?

Hank: ja, descuida, te guardaré el secreto.

Karina: -fue hasta ellos- no sé de qué hablas –puso la bandeja en el mesón y le dio un golpe en la cabeza a Luca- ¡más te vale que ordenes tu cuarto!

Luca: sí... -se le salían las lágrimas por el dolor-.

Cuando se fue Karina lo vio con nostalgia.

Luca: -se sobaba la cabeza- mamá...

Tsumi no akuryō (los demonios del pecado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora