#18 El beso de Judas

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Hank: ¿cómo está ella?

Katsuo: que básico... está bien, sana y hermosa como siempre.

Ambos estaban sentados en el suelo con las piernas estiradas mientras que Misu y Rais los observaban de pie.

Hank: ¿sigues siendo cercano a ella? Recuerdo que me hablaba mucho de ti y de cómo jugaban juntos.

Katsuo: -lo vio con una cara sarcástica- no te pongas tan nostálgico, me das náuseas.

Misu frunció el ceño, Rais se rio discretamente y Hank se sonrojó.

Hank: -se rascó la cabeza- lo siento, solo que no me doy la oportunidad de hablar abiertamente de ella a menudo, casi nunca.

Katsuo tenía sus lentes deteriorados en las manos y al probárselos se inclinaba hacia la izquierda, donde estaban dañados y faltaba un vidrio.

Katsuo: está bien, supongo que así eres tú... pero esperaba que tuvieras una verdadera pregunta aparte de eso.

Hank: ... ¿ella... está casada?

Katsuo: -levantó una ceja- puff, no, claro que no lo está, igual que tú ¿acaso no hay más personas en el mundo? Son unos dramáticos los dos.

Hank: -sonreía viendo el suelo- no hay nadie como ella, si estás enamorado debes de saberlo.

Katsuo: -se sonrojó- aich, no te hablaré de mí Hank.

Hank: jaja.

En la isla de Semyazza, él y Riof seguían conversando, este veía a su anfitrión con incredulidad al darse cuenta de cómo comía y bebía sin detenerse más que para hablar.

Riof: ¿cuánto tiempo llevas sin comer?

Semyazza: como tres horas, pero es inevitable, está delicioso ¿no quieres?

Riof: dijiste que responderías sin rodeos así que ya basta –le quitó la botella de licor- ¿cómo es que Remiel no está muerto? ¿dónde está?

Semyazza: espera, ambas preguntas distan mucho una de otra, vamos por parte... ¿sabes lo que pasó antes de que todos desaparecieran?

Riof: hubo un movimiento de ángeles perversos que intentaron infiltrarse en el paraíso.

Semyazza: jaja, no... ellos ya estaban ahí, -vio la confusión de Riof- no entiendes lo que digo ¿cierto? El que encabezó ese movimiento aquella vez no fue Lucifer de nuevo, ni Yekun ni Kesabel... fue tu amigo Remiel.

Riof: ¿qué? ¿cómo sabes todo eso? 

Semyazza: tengo ojos y oídos en todas partes, me entero rápido de los últimos acontecimientos.

Riof: ¿por qué lo hizo? ¡habla!

Semyazza: es complicado, tal parece que ellos lo convencieron, los siete príncipes del infierno le prometieron cosas a las que él cedió, tú sabes que Remiel difería de muchos tabúes, ellos le dijeron que lo ayudarían a derribar esos muros así que aceptó y atacó el paraíso. Debo decir que cumplieron apoyándolo, muchos guerreros se sumaron a la lucha y él se encargó de convencer a ángeles jóvenes que tuvieran su misma visión, claro que esto salió mal y perdieron, pero a él no lo mataron... escapó, poco después los otros seis arcángeles entregaron sus vidas en una batalla y él por la culpa se auto-recluyó en una prisión hecha por sus propias manos, toda esta confusión no dio tiempo a que muchos supieran que se había convertido en un ángel caído.

Riof: ¿eso es todo? 

Semyazza: a grandes rasgos, los detalles te los dará mejor él mismo.

Riof: ¿dónde lo encuentro?

Tsumi no akuryō (los demonios del pecado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora