- ¿Ya tienes todo listo querida? - Preguntó Mohamed, un hombre alto y robusto y algo panzón, con ojos cristalinos como el agua y cabellos castaños claro.
-Si querido... Samir está muy emocionado, con quien deberías hablar, es con Samira. - le contestó Latifa, su bella mujer de cabellos azabaches y unos hermosos y grandes ojos oscuros.
-Mnmnm mejor hablaré con ella durante el viaje, no quiero que vaya a la defensiva. Solo quiero que lleguemos y conozcamos a los hijos de mi buen amigo Zihad: Zahid y Zeth. -
-Recuerdo que Anisa era muy joven cuando nació Zahid. Oh hace tanto que no los vemos...-
-La última vez que Zihad nos visitó fue ya hace 17 años, esos niños deben ser todos unos hombres...-
-Pobre Anisa, me hubiera gustado poder acompañarla más en su duelo, la partida de Zihad fue tan repentina...-
-Los hijos del desierto viven con la muerte pisando sus talones. Y a Zihad eso le encantaba desde niño, pero ya ves, dejó demasiado pronto a sus hijos y esposa en este mundo. -
-Ojalá podamos quedarnos cerca de ellos, y nosotros volver a nuestras costumbres. -
-Nunca las abandonamos mi amor, tu hiciste un trabajo excelente de enseñarle a nuestros hijos muy bien nuestras costumbres-
-Bueno, con Samir se podría decir que sí, pero con Samira...-
-Samira es una muchachita apasionada, Joven y apasionada, tan bella e inteligente. Me recuerda mucho a ti. Seguro entenderá que queremos lo mejor para ella. -
-Habla con cuidado con ella Mohamed, es una fortuna que uno de los hijos de nuestros mejores amigos pueda desposarla, no quiero ni imaginar que Samira cumpla más edad y no esté casada, los ancianos la enviarían con las Sacerdotisas y no la volveríamos a ver... -
-Tranquila mi Latifa, confío en ella.-
-¡Papaaaa! En la casa de tus amigos ¿hace frío o calor? -
-Te dije que mucho calor bobo, ¿Qué otra cosa puede hacer en el desierto blanco del otro continente? -
-¡Yo escuché que hace mucho frío bobita! ¡No lo inventé yo! -
-¡Hey orden aquí! - dijo Mohamed frenando la discusión.
-Ninguno de los dos tiene razón- dijo Latifa.
-Las noches tal vez son frías...- Dijo Mohamed
-...Pero en el día el sol arde, haciendo brillar la arena blanca y secando el aliento de los hombres q se atreven a caminar fuera de las sombras...- completó su hija.
-¿Dónde escuchaste eso? - dijo Mohamed con ojos fascinados...
-No lo escuché de nadie, lo leí, de tus libros de poesía...- contestó Samira, una muchacha hermosa de tez muy blanca, cabellos negros como los de su madre y ojos azules profundos enmarcados con cejas tupidas. Su voz era suave y femenina, sus manos lánguidas y suaves, aún sus modales y gestos conservaban algo de niña, pero su cuerpo estaba cambiando ya hace unos años.
Había dejado de ser la niñita dulce y tímida de papá. Un halo de seducción y coquetería comenzaba a rodearla. Pues ella era consciente de su belleza, sus labios ya habían besado en secreto por primera vez a un compañero de escuela. Claro que ella sabía que era un amor imposible, sus costumbres eran distintas, la religión de su familia era muy estricta y aquel amor de escuela debía ser un secreto. Sus amigas le habían dicho que, si el beso no la dejaba con ganas de más, no era verdadero amor y la verdad es que en ese momento quiso que se terminara lo más rápido posible. Josh le parecía un chico lindo, pero no era el protagonista de un poema romántico del viejo continente, no le provocaba cosquillas en el estómago verlo. Había aceptado su beso por cortesía y porque también era lo que todos en la escuela esperaban...
-Ese es un poema hermoso que habla de un pueblo hermano al nuestro, el pueblo de mi amigo Zihad kelubariz, el lamentablemente ya no está con nosotros, pero su esposa e hijos nos esperan...-
- ¿Son muchos más grandes que nosotros Papá? -
-Si Samir, Zahid tiene 27 años, y Zeth debe estar por cumplir 21, ¿no Latifa? -
- ¿Así es amor, 21, la última vez que los vimos, Zeth era un pequeño de 4 años muy inquieto y tímido, y Zahid de 10 años, ¿recuerdas? Samira apenas tenía 1 año. -
-¡Ah sí! Pero no te preocupes, los hijos de Zahid seguro te adoptaran como tío rápido y tendrás que hacerlos jugar. No te vas a aburrir...-
- ¿¡Hijos!?- exclamó Samira sorprendida.
-Así es mi vida, no olvides que en el otro continente nos casamos jóvenes. Yo tenía un año menos que tú cuando me casé con tu padre. -
-Y entonces, ¿seré una esposa más? - dijo Samira con reproche. Había evitado el tema, pero ya no podía más. Hace varios meses desde que decidieron la fecha de ir al viejo continente se había percatado que sus padres hablaban de comprometerla con alguien de su religión. En un punto sabía que era inevitable, pero había tenido una leve esperanza de que nunca se haga realidad, y tal vez aún la tenía.
Mohamed y Latifa se miraron y Latifa luego miró a su hija con amorosa sonrisa.
-Queremos lo mejor para ti, mi amor...- dijo Latifa tomándole las manos.
-Zahid es un gran hombre, por lo que me comentaron, es muy responsable y un excelente padre. Lamentablemente ya tiene 4 esposas...-
- ¡¿Cuatro?!- exclamó Samira casi horrorizada...
-Pero Zeth, no se ha casado aún, y pensamos que...-
-Que podría ser la prometida de quien nadie quiere desposar...- dijo Samira enojada...
-Creí que no querías ser una esposa más hija- dijo su madre.
-Si por mi fuera no sería la esposa de nadie mamá. ¡Pero por lo que veo, la decisión ya la tomaron y sin siquiera consultarme!-
-No es algo...-
-¡¿Qué deban consultarme?! ¿Decidir con quién pasaré el resto de mis días no es algo que a mí me debiera importar??-
-Hija, espera, sabes que a tu edad, si no estás casada, los ancianos podrían querer enviarte al retiro, ¿quisieras eso? -
-¡No lo sé! No me han preguntado, ni siquiera conocen a quien me van a entregar como esposa, ¿sería prácticamente lo mismo para mí no? -
-No le hables así a tu madre jovencita. ¡Tienes la afortuna de que aun contemos con alguien bondadoso que nos abra las puertas de su hogar y seas recibida como una hija! No voy a permitir tal desagradecimiento de tu parte y tanta ingratitud.- Mohamed levantaba la voz autoritario.
-¿Ingratitud? ¡¿Yo?! ¡¿Acaso quieres decidir cómo voy a morir también?!-
-¡Suficiente! ¿Qué son esas contestaciones? ¡A tu habitación! ¡Y te prohíbo salir de ahí hasta nuestra partida mañana! - Mohamed estaba furioso.
Samira miró a su madre y la misma la miró con pena y desaprobación a la vez... guardo silencio y volvió a su habitación. Llena de angustia se tumbó en su cama y las lágrimas comenzaron a salir sin control...Ella no sabía que quería para su vida, pero no le parecía justo no poder decidirlo. Su destino ya lo habían escrito sus padres y sentía no tener escapatoria y ahora no podría ni siquiera despedirse de sus amigas.
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Los hijos del Desierto
RomanceEn medio de un nuevo éxodo, la gente busca volver al viejo continente donde las leyes y las costumbres son más fuertes que nunca en una búsqueda desesperada de repoblar el mundo. La poderosa sangre de los bendecidos por el dios Seth debe prevalecer...