Capítulo III - Hijos
"...Enamórate de alguien que te haga sentir viva, que muestre amor en las pequeñas cosas. Enamórate de alguien que no te abandona, que no te traiciona, no te miente, sólo hace que confíes en ella cada día más. Enamórate de la esencia y no sólo de un cuerpo o un rostro". Simone Adams
Cristina estaba sentada admirando a Federico que jugaba con Sofía, hacía 5 años que los dos se conocían, Sofía era la princesa de la casa, Federico la concentia tanto que Cristina estaba celosa pero ella hacía lo mismo con su hija.
En los años juntos, todo fue pasando, Cristina y Federico se casaron con las bendiciones del Nilo, él trabajaba duro como consultor de la ONU para apoyar a periodistas y fotógrafos en zonas de conflicto, Cristina además de esposa y madre era consultora de una revista. La vida seguía la más pura tranquilidad, claro que había conflictos entre los dos, pero todo en la rutina de una pareja.
Se acercaba el cumpleaños de Federico y Cristina había planeado un almuerzo para celebrarlo, invitando a algunos amigos y a miembros cercanos de la familia de su padre. Era un domingo soleado en El Cairo, estaban disfrutando del día, Federico y Sofía estaban jugando en la piscina, llamaron a Cristina que no quería meterse en el agua.
F: Vamos amor, el agua está buena. Ve a buscar a mamá Sofi, corre.
C: Vida, no me encuentro bien, hoy sólo voy a admirar mis tesoros. - Federico salió de la piscina preocupado porque Cristina llevaba días quejándose de que no se encontraba bien.
F: Cristina, llevas días encontrándote mal. - Maha, cuida de Sofía y no la dejes sola bajo ningún concepto. - Cogió a Cristina en brazos y, aunque se sentía mal, le encantaron las caricias.
C: Federico, estoy bien, no es nada, me siento cansada desde hace unas semanas, eso es todo. Está la revista, estáis Sofía y tú, también está la casa, es agotador. - No sé qué hacer", le dijo sonriéndole con deseo en los ojos. - Me llevarás a la cama y me amarás hasta que me canse. ¡Hum! - No soy el único que no puede hacer esto", dije.
F: Vaya Cris, ahora quieres que te quiera, quieres hacer el amor caliente ya, pero sólo hemos tenido unas horas, mi vida, aún quieres más. ¿No tenías náuseas hace un momento y ya no las tienes? - dijo, entrando con ella en la habitación y colocándola en la cama. Cristina sólo llevaba una bata y la parte de abajo del bikini, nunca se ponía la parte de arriba cuando estaban en casa, sólo cuando tenían visitas o estaban en otro sitio que lo hiciera necesario.
Federico comenzó a besarle tiernamente las piernas y subió besándole el vientre como si allí hubiera otro fruto de su amor, le levantó delicadamente la bata y le chupó uno de los pechos y masajeó el otro con la mano. Cristina gimió ante sus caricias, le encantaba cuando lo hacía despacio y con calma.
F: Cris, tienes los pechos llenos, estás más deseosa, pero más apasionada, creo que igual, o mejor, que cuando estabas embarazada de Sofía. Conozco tu cuerpo, conozco cada parte de ti y tu algo está pasando.
C: No hay nada, nada ha cambiado, ahora deja de hablar y quiéreme, sí. - Ella tiró de él en un ardiente beso lleno de deseo y pasión. Cristina se dio la vuelta y se puso a su lado sin tocarle, queriendo provocarle. - Crees que lo sabes todo, pero yo sé más de ti, porque si te toco aquí. - dijo, tocándole la ingle y rascándosela. - O toque aquí, usted será el que se incendia. - Le tocó el miembro, que enseguida respondió a la caricia poniéndose más erecto. - Ahora quién arde, Federico, quién tararea, - dijo, levantándose de la cama y poniéndose de pie, corrió hacia un tocador, se apartó y levantó el culo hacia él. - Lo quiero aquí y tan caliente, ven a amarme ahora Frederico. - Se levantó y caminó lentamente hacia él, que se mordía los labios al acercarse.

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Cuentos cortos en español ✅
FanfictionAquí encontrarás las historias o shortfics que escribí, pero ahora serán traducidas al español. Espero que los disfrute.