Quisiera parar el tiempo X

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Unas semanas más tarde, Inés estaba en el salón con la señora Cecília cuando Jacinta le dijo que venía un coche.

- Bien, pensé que tardaría un poco. - La señora se levantó e Inés la ayudó.

- Tienes visita, voy a pedir que te sirvan un té y me quedo en el porche de atrás si me necesitas, mándame llamar.

- No hija, la visita es para ti, han venido a tomarte las medidas para el vestido de novia, tenemos que hacerlo pronto, porque se te va a empezar a notar la barriga. - Inés no daba crédito a lo que oía de su suegra, se quedó mirándola ir a la otra habitación.

[...]

Inés no podía creer lo que estaba oyendo de su suegra, se quedó mirándola entrar en la otra habitación.

- Señora Ceci, no estoy embarazada.

- Lo sé, ahora no lo está, porque usted y mi hijo son como conejos, pronto tendré nietos, venga vamos a ver el vestido, ¿ya ha decidido la fecha?

- Sí, será la primera semana de verano.

Recibieron el equipo del atelier, Inés sólo escuchaba lo que decía la señora Cecilia, como decía Amanda, su madre se casaba con Inés, porque no se casaría con su hija.

Todo listo, tela elegida, patrón elegido, accesorios y zapatos. Para el traje de Victoriano eligieron un traje negro.

[...]

Unos días después, Inés estaba en la cocina preparando el menú de la semana para la señora Cecília y la casa, ella y Lúcia iban a ir esa tarde al centro comercial. Cuando todo estuvo listo, la joven entró y llamó a Inés.

- Hola, ya estoy en casa y lista.

- Hola mi amor, nos vamos. Jacinta no puede poner sal, señora Ceci, no puede y si se queja dígale que fui yo quien le pidió que condimentara sólo con estas especias, ¿de acuerdo?

- Sí señora, señora Ines.... - Inés la mira y la chica se corrige. - Inés, mañana vamos al mercado, la lista está lista, pero ¿quieres algo más?

- Trae más fresas de lo habitual.

- De acuerdo, con permiso. - la joven se marcha mirando a Lucía.

- ¿Vas a usar las fresas con papá?

- Dios, porque siempre que pido algo extra piensan que lo voy a usar con él, lo mismo pasó con el vino.

- Lo vas a usar, ¿verdad, mamá traviesa? -dijo la joven y besó la mejilla de Inés.

- ¡Mamá! Ay mi amor, ¡me encantó que me ascendieran! - se abrazan y llega Amanda.

- Oh, qué bonito, yo también quiero abrazarte. - se une a Inés y Lúcia.

- Hola Tia, vamos al centro comercial.

- Vamos, necesito comprar algunas cosas.

- Ines, ¿es verdad lo que ha dicho mi madre?

- ¿El vestido? Sí. Ella eligió todo, bueno yo le dije lo que quería, pero sabía que tenías que hacerlo con ella. Orlando no te esperará para siempre.

- Incluso tú Inés, amo a Orlando, pero tengo miedo de la boda.

- ¿Miedo, tía?

- 'Sí, y si me gusta, ¿cómo quedará mi reputación de chica mala? - Los tres se echan a reír y se alejan hacia el centro comercial.

[..]

Victoriano llegó a casa, le dijeron que Inés, Amanda y Lucía se habían ido al centro comercial de la ciudad, les pidió que le llevaran un bocadillo a la habitación, entró, se duchó, se puso sólo el albornoz, aquel día hacía demasiado calor.

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