Mis días con Él Cristina Y Frederico - años después

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Mis amores, hemos llegado al final otra vez. Después de cinco del primer capítulo volví a reescribir esta historia que tanto me fascinaba, sí sacada de una película que me encanta, donde hay una cultura que me fascina. Agradezco a todos los que leyeron, comentaron, criticaron, releyeron y me pidieron bonos, ¡pero todo lo bueno tiene un final!

Os estoy agradecido a todos, incluida la que me animó a escribir, porque sin su insistencia todo esto no estaría aquí.

Capítulo final

Capítulo VIII: Nuestros días juntos

Miguel y Benjamín se dirigen al auto donde los esperaba Amenadiel, cuando subieron el hombre miró la cara de los chicos y se extrañó, esperó a las chicas Sofía que no llegaban y luego preguntó.

- ¿Ha pasado algo?

- Sí, ese idiota de Samir le dijo a su padre que quiere casarse con Sofía. - dijo Benjamin.

- Ese imbécil, su chófer le habrá dicho al Commendatore que después del entrenamiento se quedarían los dos y por eso Sofía tendrá que casarse con Samir. - los dos gemelos se miran y sonríen. - Amenadiel, si mi padre o mi madre te preguntan cuándo nos recogerás del colegio, si tenemos que esperar a Sofía mucho tiempo me queremos, diles que nunca has visto a Sofía junto con Samir.

El hombre mira a los dos chicos, los mismos que vio crecer, a los que ayudó a cuidar y protegería con su vida si fuera necesario, en ese momento Amenadiel se volvió hacia ellos y habló en tono serio.

- Siempre estaré a tu lado, te protegeré a toda costa, con mi vida si es necesario, pero nunca mientas a tus padres, ellos son los que me ayudaron, los que me dan protección, techo y comida, y la confianza es la base de una vida, si ellos confían en mí dejar a sus hijos a mi cuidado es una muestra de respeto, y esto no lo romperé.

Los dos se miran y se conmueven, hablaba con amor, y era verdad lo que sentía, no era justo que los dos pidieran alta deslealtad. Y entonces Amenadiel continuó.

- Hablaré con ellos si así lo desean, hablaré con la verdad, no con mentiras, la mentira corre el corazón de destruye el alma. - se vuelve hacia delante y mira a Lady Cristina que sale del salón.

Amenadiel salió del coche y fue a buscar a Cristina, la condujo hasta el coche, ella estaba llorando y triste.

- ¡Señora, todo va a salir bien! - dijo mirándola.

- ¿Sabías que Sofía estaba con el hijo del Commendatore? -preguntó.

- Siempre que los recogía del colegio, venía en compañía del joven Zyan, sonreían. Pero si tienen algo que no puedo decir, señora. - habló con sinceridad. - ¿Quieres que te lleve a casa?

- Sí, Miguel, entra en el salón y dile a tu padre que voy contigo.

- No lo necesitarás mamá, mira allí. - señaló, mostrando que Federico caminaba con su hija al lado.

- Sofía ve con tus hermanos, tengo que hablar con tu madre. - Le dio un beso en la frente y la joven subió al coche.

- Señora, sé que no debería inmiscuirse, pero como conozco las tradiciones y conozco bien a la familia del Comandante, él debió pedir una dote, o mejor dicho, dijo que aceptaría una dote, ¿no? - Cris lo confirmó. - Pídele algo que no acepte, una condición, la señorita Sofía va a ir a la universidad en unos meses, puede ser que el joven también, la dote puede ser un acuerdo, ¡que la boda sólo ocurra después de la universidad! - Amenadiel sonrió a Cris.

- Gracias querida, se que lo que haces por nuestra familia es por amor, hijos mios confio en ti con los ojos cerrados y el corazon abierto. Llévalos a casa, por favor. - Cristina salió del coche y miró a Federico.

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