- ¿Y quién es el nuevo accionista? - preguntó todo el mundo a la vez.
-¡Yo! - María entró dejando a todos callados. - Creo que el abogado de la empresa ya ha explicado cómo me convertí en accionista, vamos al grano. Bruno y Fabíola, Daniela Demétrio, Servando, Alba y Carmen, a partir de ahora ya no forman parte de este Consejo de Administración del Grupo San Román.
- Maria como se atreve. - Daniela se levanta hablándole.
- Así es, ¡no tienes derecho a sacarnos de aquí! - Añade Alba.
- Que bonito, cuando os pedí que me escucharais, cuando dije que no maté a Patricia nadie me escuchó, y ahora me escucháis bien. Vamos a levantarnos, ahora ya no es necesaria tu participación en esta sala, sal de aquí, por supuesto, Demetrio creo que vino a verme un representante del Colegio de Abogados, y me confirmé que yo no firmé ningún documento dándole el divorcio a Esteban, creo que tienes que explicarte.
- Esto es una represalia Maria, como te atreves a hacer todo esto. - Servando se levanta mirando a la mujer que tanto deseaba.
- Señor Servando, vaya, su teatro me sorprende, ¿sabe cuánto fue la última cantidad que me ofreció por una noche en su cama? - se acerca a Esteban que mira enfadado a Servando- Sí un millón de dólares, y me darías el cielo si dejara a Esteban y me casara contigo, sería una reina. Ves Esteban la clase de gente que tienes a tu alrededor.
- Servando¡ yo era tu amigo! - dijo apretando los puños, poniéndolos sobre la mesa y mirándolo fijamente.
- Sí, cómo hablar de la "Señora" Alba de San Román, tu asunto con Demetrio ya ha cansado y por eso dejas que tu hermana lo utilice no es querida tía. ¿Crees que no sé que tu amor incestuoso por tu sobrino ha pasado desapercibido?
- No lo voy a tolerar, vamos Bruno, este espectáculo se ha convertido en un circo y nosotros somos los payasos. - Fabiola se levantó y se iba a ir cuando María habló.
- Sí, Fabiola, vete, y no olvides besar a tu querido hijo, ese que Bruno y tú dejaron en la institución de Canadá, un pobre niño, abandonado por los padres que deberían cuidarlo y amarlo. Un día la vida le pasará factura por su abandono.
Todos en la sala estaban impactados, como María en poco tiempo sabía tantas cosas de ellos, realmente había venido por venganza y a ser la peor pesadilla de todos en esa sala. Esteban no reconocía a la mujer que amaba, se había vuelto más fuerte, malvada y vengativa, destruía todo a su paso, sin embargo, lo que ella quería era demostrar que nunca fue la mujer que le hicieron creer a Esteban.
María miraba las caras de todas esas personas sin dejarse abatir, estaba pagando con la misma moneda lo que todos le hicieron, lo hicieron por despecho, porque lo único que ella hizo fue amar a Esteban. Después de que todos se fueron, María y Esteban se quedaron solos en la habitación, cuando ella fue a separarse de su lado donde había permanecido desde que entró en la habitación él la abrazó.
- María, lo siento mucho. - La estrechó contra su cuerpo, María cerró los ojos al sentir sus manos en sus brazos. - Quiero hablar contigo, quiero ver a mis hijos, te echo de menos.
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- Esteban, yo...- ella intenta alejarse de él, pero él la abraza, besándole el pelo y oliéndola. - Hablemos de todo esto en otro sitio, sí. - sólo tuvo que forzarse a decir unas palabras, Esteban la gira y la besa con ganas, allí ella y él sabían que serían los primeros pasos de un amor que dejaron de caminar juntos cuando él la dejó sola, pero con remordimientos.
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Arrepentimientos que poco a poco van dejando que los pedazos de un amor más grande se apoderen de los dos, porque eso fue lo que hicieron con los besos, dejar que el amor se apoderara de sus cuerpos.