Victoria se despertó sintiendo el peso de su esposo encima de ella, volteó un poco y escuchó a Heriberto refunfuñando. Había llegado muy tarde de su turno, aún estaba amaneciendo, una vez más ella trató de quitárselo de encima y no pudo, lo llamó.
- Berto, amor, necesito levantarme. - El no se movía en la cama. - Amor necesito que me sueltes. - Victoria se dio cuenta de que no se despertaría, era un turno largo, llevaba 48 horas trabajando.Lo solucionó por las malas, lo empujó lo más fuerte que pudo y corrió al baño, casi no hubo tiempo cuando entró al baño sintió que el líquido caliente comenzaba a salir.
- Que demonios, mira esto, voy a tener que darme una ducha. - Se quitó la ropa y después de mear entró en la caja.
Heriberto se quedó atónito, no sabía lo que estaba pasando, se sentó en la cama, parecía que se acababa de acostar, oyó la ducha y se levantó yendo hacia el baño.
- Amor, ¿necesitas algo? - Preguntó apoyándose en la puerta con las manos en la cara. - Victoria, amor, ¿estás bien?
- Si Heriberto estoy bien, tuve un accidente y tuve que lavarme.
- ¿Qué quieres decir cariño?
- Tuve que quitarme a mi marido de encima, pero al hacer fuerza terminé orinándome. - se aguantó la risa, sabía que ella se enfadaría mucho con él. Luego respiró hondo y se acercó a ella con su albornoz.
- Amor, tenía un sueño pesado, perdona, ven a ayudarte.
- Duérmete Heriberto, ahora que desperté tu hijo está haciendo una fiesta dentro de mí y tengo hambre. - ella toma su bata y se la pone. - Vuelve a dormir amor, anda. Estamos bien, vamos a comer la lasaña que hizo mi madre.
- Vale, ¿de verdad no quieres que me vaya?
- Sí, puedes volver a dormir, tu turno ha sido pesado y sé que estás cansada, y mañana por la tarde nos vamos de fin de semana a la casa de campo.
La besa burlonamente y se va al dormitorio y se tira en la cama. Victoria sonríe y niega con la cabeza y se va a la cocina.
- Verás, tu padre tiene que esforzarse para estar más con mamá ahora que entramos en el último trimestre. - dice con su hijo en el vientre.
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Victoria se quedó allí un rato, se comió casi toda la lasaña, luego volvió a su habitación, Heriberto estaba exactamente en la misma posición que cuando ella salió de la habitación.
- Amor, tu padre se está poniendo abusivo, mira esto, vamos a dormir en el cuarto de huéspedes esta noche. - ella se rió y fue a la habitación de enfrente, tiró del edredón y se puso cómoda y pronto durmió.
[...]
Heriberto se despertó asustado, algo faltaba, miró en la cama y nada de su mujer, se incorporó esperando oír la ducha y nada. Fue al baño e hizo su higiene, vio que la caja había sido usada. Se dirigió a la cocina, la fuente de comida estaba sobre la mesa, pero el desayuno no se había hecho. Así que se puso a ordenar, puso el café a hacer, los panes a calentar y cogió unos huevos, salió una tortilla deliciosa, preparó tortitas y un bol de fruta y cereales.