Victoria y Heriberto - Alas del deseo II

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*2* - Marina y Heriberto Rios Bernal

Heriberto y Marina llevan 12 años de casados, ella era estudiante de medicina cuando conoció a Heriberto, quien ya era jefe del centro quirúrgico del Hospital General Universitario. Se hizo cirujana plástica, pero dejó de ejercer después de 5 años, y se convirtió solo en la esposa del reconocido Dr. Ríos Bernal.

La razón exacta por la que Marina dejó su clínica no fue informada en su momento, pero se especula que fue por la muerte de una paciente en la mesa de operaciones mientras le realizaban un levantamiento de senos.

Heriberto es actualmente director del centro clínico del HGU y uno de los profesores del hospital universitario.

En los últimos 5 años su vida ha cambiado, tanto personal como profesionalmente. Perdió a un familiar y a su mujer el mismo día, uno de ellos murió de embolia en la mesa de operaciones y el otro falleció vivo.

Hoy en día...

- Hola amor, ¡qué bueno que viniste a prepararnos la cena! - dijo Heriberto con una sonrisa esperando a Marina.

- Hola, no tengo hambre y me muero de dolor de cabeza, voy a darme una ducha y a acostarme, ¿tu turno empieza hoy a las 10 de la noche?

- Sí, dentro de un rato voy al hospital, te dejo la comida. - se dio la vuelta y volvió a la cocina.

- No quería, ¿verdad? - dijo Alfonso, tío y padrino de Heriberto. - ¿Sigue culpándose? Heriberto, tienes que poner fin a este matrimonio.

- Tío, ¿es posible amar a alguien, aunque esa persona te haya roto el corazón en mil pedazos?

- Heriberto lo que tienes por ella no es amor, es lástima y cariño, ella te hace sufrir, ¿te ha traicionado alguna vez?

- No lo sé, hace tiempo que no tenemos relaciones, siempre que me acerco a ella me pone alguna excusa.

- Heriberto, amar a alguien es ser completamente feliz y tu matrimonio se acabó, sólo que aún no lo has visto.

- Pero tío, ella me gusta.

- Hijo, yo te quiero, pero mira tú y la hija de Catarina se merecen el uno al otro, tú sufres por errores que no cometiste y peor aún, estás insistiendo en un error que sólo tú y ella sufren. Dos cabezas duras. Ahora vamos a cenar, tengo que ir a casa de Catarina.

- Estaba triste por no poder ir a cenar, pero estuve atendiendo en el hospital y me operaron de urgencia.

- Heriberto, vamos a comer, tu comida me está dando más hambre sólo con el olor, a veces pienso que deberíamos invertir en gastronomía y no en medicina.

- Tío, cuando me jubile me lo pensaré.

Los dos van al comedor y siguen hablando, Marina ya estaba arriba dando vueltas por la habitación, estaba eufórica después de consumir sustancias ilícitas.

Fue al baño, tomó algo con un poco de whisky, se metió en la ducha, no tardó mucho, luego salió y se dirigió al dormitorio, llevaba una bata y se dirigió a un sillón cerca de la ventana.

- Tengo que salir de aquí Heriberto se va a enterar de lo que estaba haciendo, y me va a echar la culpa de todo, y se va a enterar de que he perdido a su hijo. - se levantó y caminó de un lado a otro.

Cuando se asomó a la ventana vio al Sr. Afonso en la puerta con su marido, ya te ibas, casi todos los días que Heriberto estaba de guardia por la noche cenabas con él. Marina se tumbó en la cama y se desmayó, la medicina con la bebida había tenido el efecto esperado.

Heriberto se quedó un rato en su despacho, luego se dirigió al dormitorio, miró a su mujer dormida, la tapó, le besó la frente y se sentó a su lado.

- Si sigues así tendremos que tomar medidas extremas Marina, hoy te volveré a sacar sangre, y si has consumido drogas, no tendré más remedio que internarte. No acabes así Marina, hay caminos que no tienen vuelta atrás. - cogió algunos objetos del cajón, los preparó y le sacó sangre, puso una gota en una pajita, era suficiente para la prueba inicial.

Cuando vio el resultado se entristeció, cogió su móvil y envió un mensaje. Luego fue al armario, separó algunas cosas, al terminar la ducha se vistió y se fue a trabajar.

[...]

- No puedes dejar que lo arruine todo Heriberto, destruirá tu carrera. - dijo Bernarda mirándolo fijamente. - Sé que lo hace por culpabilidad, pero la culpa es suya, ¡todo esto lo ha hecho ella y no tú!

- Lo sé, le pediré unos días para ocuparme de todo, saldré para ocuparme de ella y acabar con esto.

Se quedaron hablando un rato, luego Bernarda volvió al centro psiquiátrico donde trabajaba, era amiga de Heriberto y también médica.


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