Quisiera parar el tiempo IV

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La semana fue de adaptaciones, Inés habló con Amanda y Carlos, los médicos de Cecilia. Y, por supuesto, Victoriano estaba siempre cerca. Empezó a comer con la familia, bueno, no todos los días, pero siempre que podía. Emiliano notó que su padre estaba más en casa, y una tarde hizo una broma que tuvo consecuencias.

Victoriano estaba en su despacho sentado, muy suelto, relajado, de hecho acababa de salir de una reunión con los propietarios de los caballos que vendrían para el concurso y los caballos se quedaban en las cuadras de paso de la finca. Estaba dormitando en su silla cuando entró Emiliano.

- Te lo dije, Inés, ¡estaba aquí durmiendo en el estudio! - dijo el joven parado en la puerta y riendo

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- Te lo dije, Inés, ¡estaba aquí durmiendo en el estudio! - dijo el joven parado en la puerta y riendo.

Victoriano saltó de la silla y se levantó deprisa que casi se cae, pues se mareó al levantarse demasiado deprisa.

- Ui... - dijo sentándose de nuevo, Emiliano corrió y ayudó a su padre.- Lo siento papá, ella no está, era una broma. - Dijo asustado.

- Estaba descansando, no hagas eso, mírate, tu hermana y tu tía, no sé cuál me matarás primero. - Tenía la mano en la cabeza cuando oyeron llamar a Inés.

- Hola, Victoriano... - se dio cuenta de que algo iba mal. - Emiliano, tu padre tenía la tensión baja, dale algo de comer rápido. - Se acercó a él y le agarró la muñeca.

- Este chico, ahora su diversión es tratar de matarme del susto.

- Padre, le he dicho que lo siento, no lo volveré a hacer. - Emiliano suspira y coge de la nevera una pieza de fruta y un trozo de quiche que le encantaba a su padre. - Toma, Inés, la quiche de queso que le gusta y una fruta, yo cogeré agua de la nevera de fuera, se ha acabado, ¿con gas o sin gas, papá?

- No quiero agua, estoy bien.

- Come algo, puedes ir Emiliano, yo me quedaré con él. Tienes que beber agua, sí, te ha bajado la tensión, ¿por qué razón?

- Estaba dormido cuando entró Emiliano, me asusté con lo que dijo, me levanté muy rápido.

- Ok, come lago salado. - Emiliano había visto acercarse a Inés y fue a hablar con su padre, pues sabía que dormía la siesta después de las reuniones, era un método de relajación para Victoriano, más aún cuando se enfadaba en esas reuniones.

Se quedaron allí hasta que Jacinta fue a llamarles, avisando de que la cena estaba lista, por eso Inés había ido al despacho exterior a llamarles. Comieron, luego Inés fue a la casa de huéspedes, eligió quedarse allí, sería más cómodo y reservado. Los demás días terminaron bien, sin sustos ni peleas.

[...]

Era viernes, Lucia estaba en la capital para hacer un trabajo universitario junto con un grupo de alumnos y profesores, por supuesto estaba con ella el profesor de procesos familiares, Rafael Ortega.

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