Esa Mujer IX

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Capítulo 09 - El secuestro


Carmem buscaba a Alba, caminaba por la casa y no la encontraba tenía que decirle algo importante a su hermana, Demetrio iba a ser padre, sí, eran amantes, Alba había sido su amante primero después de la muerte de la primera esposa de Demetrio, y Alba se cansó de él y le dejó el resto a Carmem, como solía decir.

- ¿Adónde vas, Albaña? - preguntó, viendo a su hermana ponerse los guantes.

- No me llames Albiña, y no es asunto tuyo a dónde voy, no esperes que vaya a cenar. - se fue, dejando a su hermana en el vacío, con la boca abierta para darle la noticia.

Carmen se quedó alisándose la barriga, aun no gustándole tanto Demetrio, le había dado un hijo, y a partir de ese momento no estaría sola.

Alba subió al coche, era alguien conocido, saludó al conductor y se giró para verle en el asiento trasero.

- Después de que todo esto termine tenemos que hablar de Carmen, Demetrio, es hora de dejar a mi hermana. - dijo sin dejarle hablar, miró al conductor. 

- Vamos Servando, no tengo todo el tiempo del mundo, te voy a enseñar lo que vas a hacer y mi parte ha terminado, el resto es cosa tuya.

Los tres fueron por una carretera secundaria, donde no había forma de que los identificaran, ya que no era una carretera habitual, las cámaras de tráfico no estaban presentes en esa ruta. El silencio tenso y pesado se mantuvo durante todo el trayecto, luego Servando aparcó en un punto donde él y Demetrio se bajaron, Alba permaneció en el coche.

Se encontraron con otros tres hombres, eran de cara dura, armados y muy fuertes, Demetrio entregó un sobre con fotos de la familia y Servando entregó el dinero. Listo se efectuó, los matones subieron al auto y siguieron su camino, Alba detuvo lo que estaban haciendo, sintió que no habría vuelta atrás, Demetrio y Servando subieron al auto y regresaron a sus casas.

Alba entro a la casa ya no había nadie despierto, solo un hombre, era el chofer de Esteban. Presintiendo que algo iba a pasar dijo.

- Arnaldo hazme un favor, vete a la finca y no dejes que Esteban vuelva a casa hasta que yo te lo diga, tengo un mal presentimiento, su regreso con la familia está previsto para mañana, ¿verdad?

- Sí señora, mañana, será un domingo tranquilo a la vuelta. - se marchó y pensó que algo iba realmente mal, pero no dijo nada más, Alba nunca le había hablado de esa manera.

Aquella noche en la casa de campo, María estaba con Estrella en su regazo, Esteban se había llevado a Héctor a la cama. - Ella sintió que le dolía el corazón.

- Mi amor, ¿quieres que te lleve a la cama? - preguntó abrazando a María.

- Sí, por favor. ¿Quieres tomar algo antes de acostarte?

- ¿Bebemos juntos y luego nos acostamos juntos? - preguntó con una mirada maliciosa.

- Esteban no provoques. - le dio su hija, que hizo ademán de pasarle la mano tonta por el pecho, por encima de la blusa, y sintió la reacción de su cuerpo.

- ¡Coñac! - dijo subiendo las escaleras.

María preparó dos copas de coñac, una para ella y otra para Esteban, se acercó y dejó la suya en la mesa cerca del sofá, y se puso delante de la chimenea, pensó en lo que le había dicho su amiga.

Flashback....

- Maria si no luchas de frente contra tus enemigos, siempre te atacaran, tienes que acabar con cada uno de ellos, de la forma que sientas quien manda. - Claudia hablaba con su amiga.

- Lo sé, pero son fuertes, ya consiguieron meterme en la cárcel una vez, ¿qué más harán cuando ataque? - Maria estaba aprensiva ante su acción.

- Vamos a tomárnoslo con calma, primero lo haremos en la empresa, que es su principal fuente, luego atacaremos uno a uno, así acabaremos con todos.

- Claudia, ¿hablas como si tú también quisieras acabar con ellos?

- Es así María, no me gusta que le hagan algo a los míos, y tú fuiste la única que vio lo peligrosa que es la banda. - hablo de mala gana, pero si tenia muchas razones para ayudar a Maria a deshacerse de todos los que hicieron que la cabeza de Esteban dejara a Maria en la carcel.

Fin del flashback....

María sintió sus labios en su cuello y sonrió, sus manos acariciaron sus brazos, un suspiro salió de sus labios, lentamente la giró y besó su boca.

- Tienes unos labios suaves, y tu sabor a coñac me hace desear tenerte entre mis brazos. - Esteban habló macizo.

- ¡Si te das cuenta ahora estoy en tus brazos!

- ¿Me entiendes, mi coñac?

María mira por encima de su hombro y señala el vaso que hay en la mesita cerca del sofá, él mira y luego la lleva suavemente al sofá con él.

- ¿Vamos a dar un paseo? - le susurra al oído mientras ella se sienta en su regazo.

- A estas horas, ¿adónde quieres ir? - con la mano libre le acaricia la cara.

- Vamos a un sitio que tenía preparado para nosotros esta noche. - él la besó y ella asintió, confirmando que iría con él. - Los niños estaban bien, la hija de Paula Rosa está con ellos. 

Los dos salieron juntos de la casa, caminando a la luz de la luna por la finca hasta llegar a una casita alejada de la casa principal que él había preparado para ellos.

Los dos salieron juntos de la casa, caminando a la luz de la luna por la finca hasta llegar a una casita alejada de la casa principal que él había preparado para ellos

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