Mis días con él - Cristina y Frederico

229 16 9
                                    


Capitulo II - Mis días con él 

La puerta del ascensor se cierra sellando así los destinos de Cristina y Federico...

Federico se queda mirando cómo se cierra la puerta con el corazón roto otra vez, aunque sabía que estaba casada con su amigo. Federico y Diego eran amigos de trabajo, digamos que más que amigos de trabajo, ya que conocían mucho de la vida personal del otro.

Federico no sabía hasta qué punto una sonrisa y una mirada lanzada por Cristina harían que su vida cambiara radicalmente.

Ya caminaba hacia la salida del hotel cuando...

C: Federico, espera. - llamó. - Llévame. - Federico la abraza y salen del Hotel subiendo al coche, le pregunta.

F: ¿Qué le dijiste? - Mirándola intrigado.

C: La verdad, que cuando me llamó la otra noche me dijo que se había acabado, que a partir de ahora y en adelante yo ya no era su mujer. - Cristina mira por la ventana con la mirada perdida.

F: ¿Adónde quieres ir? - Cristina le mira y sonríe y Federico sabe adónde ir.

Federico tiene una propiedad no lejos del centro de El Cairo, se dirigieron allí, donde ella entra y queda deslumbrada por tanta belleza. Era una casa alrededor de un jardín maravilloso. Se estaba fresco allí, incluso con un sol abrasador de El Cairo, porque estaba lleno de palmeras y árboles autóctonos el lugar era fresco con un hermoso lago en el centro.

F: Heredé esta propiedad, pero prefiero quedarme en la ciudad incluso con el caos, porque aquí es para una familia. - le sonríe, una sonrisa triste que no pasa desapercibida.

C: Y, como no tienes familia aquí, nunca quisiste ni...- se quedó callada mirándole.

F: Ven. La coge de la mano y la conduce al interior de la casa. - Dejaremos el "O" para otra ocasión.

La lleva al interior de la casa, que es magnífica, toda ella de color ocre, como las casas de esa región de Oriente.

C: Hermoso aquí, Federico. - La abraza por detrás, oliendo su pelo.

F: Me alegro de que le haya gustado. Nos quedaremos aquí hasta que todo se solucione. - se gira y le mira fijamente.

C: Cuando me entregué a ti en aquella tienda de Alejandría, ya tenía las cosas resueltas. Decidí que ya no quiero esperar para ser feliz, quiero ser feliz cada día a tu lado, ser mujer, ser tu mujer cada noche. ¿O no es eso lo que quieres?

F: Cuando te vi en aquel aeropuerto, y me sonreíste, eso es lo que más quiero, lo que más deseo para mi vida, tenerte así, toda tú, sólo para mí. Mío, sólo mío.

Federico la besa lenta y tiernamente, pero cuando sus lenguas se tocan, el beso se vuelve intenso, deseante, sus cabezas comienzan a girar. Cristina coge el cuello de su camisa y empieza a desabrochárselo. Se lleva la mano a la hebilla del cinturón y le desabrocha los pantalones dejándolos caer, pone los pulgares en el elástico de los calzoncillos y le mira con ojos traviesos y deseosos de sentirle por completo.

Antes de quitárselo la coge en su regazo y se la lleva al dormitorio, llegando la pone en el suelo y se quedan admirándose el uno al otro. Cristina se baja los tirantes del vestido y lo deja caer al suelo. Federico tiene un brillo en los ojos que la marea de pasión y deseo.

F: Te deseo, quiero sentirte. - Él sonríe maliciosamente y ella consiente con la cabeza.

Federico la lleva hasta el borde de la cama, donde la coloca boca abajo con una almohada bajo el vientre para que esté más cómoda. La besa en el cuello y desliza la mano por todo el cuerpo hasta tocar su intimidad y comprobar que estaba húmeda.

Cuentos cortos en español ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora