10 - No me pidas perdón...

102 10 1
                                        


✵10✵Desfrutar

Alejandra permaneció cuatro días en el hospital, Emilio no comentó nada, pero se fueron a su nueva casa ya que ella tenía que descansar una semana más, Alejandra tenía todo listo para los niños. Cuando las cosas estuvieron más tranquilas, hablaron y se fueron a vivir juntos de nuevo a la casa que Emilio les había comprado, la casa que le habían dejado después del divorcio.

- Amor, ¡podemos redecorar la habitación de invitados!

- Emilio, tenemos que hacerlo rápido, ya estoy de 7 meses, pronto nacerán.

- Bien, te pediré que traigas su dormitorio completo, el que tienes en la otra casa entonces. - sintió su tono, a Emilio le molestaba que no le ayudara a elegir las cosas para las habitaciones de sus hijos.

- Ven aquí, berrinchita, ahí la habitación es toda blanca con detalles neutros, ¿quieres dejarla así o quieres hacer una habitación de diferentes colores?

- El blanco es neutro, y luego cuando sean mayores cada uno tendrá su propia habitación, así que podemos dejarla así, solo traemos lo que ya tenéis preparado.

- Vale, tendremos que comprar más ropa, como yo no puedo ir ahora, tendrás que ir tú sola.

- ¿Me estás dando permiso para malcriar a mis hijos? - la coge por la cintura y la besa con ternura.

- Pero no te pases, crecen rápido.

- Te lo prometo. - Siguen abrazándose y entonces Emilio recuerda que al día siguiente tienen que ir a un evento. - Mañana por la noche tenemos una cena, ¿quieres ir?

- No, pero tengo que ir sí o sí, los Mackenzie son buenos inversores. Podemos ir, pero no nos quedaremos mucho tiempo, ¿qué te parece?

- Perfecto. - Abraza a Alejandra y la lleva a su habitación. - ¡Quiero amarte!

- ¿Tranquila y deliciosa?

- Siempre mi amor.

- Pero antes, tengo que cenar, y se me está antojando. - Pone cara de gato Shrek.

- ¿Qué quieres comer?

- Se me antoja yogur griego de guayaba con salami, ¡estoy salivando!

- Dios, Alejandra, ¿dónde lo voy a encontrar a estas horas?

- Candelaria sabe, creo que tiene salami y guayaba en casa, ¡pero yogurt no! - recuerda que ya no está en su casa, sino en la de él. - Ahora que lo pienso, creo que aquí no hay, pero en la otra casa sí, podemos ir allí y comprar el yogur por el camino, o...'. - le sonrió, Emilio tenía su cara de sorpresa y fastidio.

- Candelariaaaa... - ¡gritó!

- Cristo, ¿qué pasa, muchacho, qué ha pasado? - dijo la señora viniendo corriendo.

- '¿Tenemos salami, yogur griego y guayaba en casa?

- No, acabo de hacer la lista de la compra. ¿A Alejandra se le antoja algo?

- Sí, vamos a la otra casa, ahí hay algunas cosas y yo compro el yogur.

- Si vamos y te vas a poner así, déjame pedirle a Ricardo que lo compre. - dijo Alejandra, dejándolos.

- 'Se pone aburrida y gruñona cuando no la cuidan. - Dijo Emilio yendo tras ella. - 'Ven aquí, mocosa, no fue mi intención, amor, tus deseos, te entiendo, ven, vamos a comprar todo lo que quieras.

- Vamos a la otra casa, esto me va a volver loca, dos casas.

- No, Cande, ahí se va a quedar Felipe, por eso dejé la casa, mañana vienen mis cosas y las de los niños. - dijo mirando a Emilio.

Cuentos cortos en español ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora