4 - El Beso
Tema del capítulo: Abraham Mateo - Mi Vecina
Durante la semana Federico se esforzó por hacer lo que se pedía en la carta, reunió toda la documentación, llamó a su madre, que envió el resto de los documentos, después de reunir todo, se dirigió al Departamento de Inmigración.
- Buenos días, vengo a poner al día mi estancia en este país.
- ¡Otro latino a la lista! - dijo el tipo no muy amable. - Aquí tiene su contraseña, siéntese.
Federico permaneció algo más de dos horas cuando por fin fue atendido, entregó los documentos a la joven que solo le sonreía.
- Bien señor, aquí tiene el protocolo de la solicitud de la GC, pero hasta que su solicitud no sea aceptada, no podrá conducir en este país, y sobre el trabajo, tendrá que coger este documento y pedirle a su jefe que lo rellene y nos lo envíe lo antes posible.
Federico hizo lo que le dijo la chica, salió de allí y se fue a trabajar y dejó los documentos allí, luego caminó hasta que se cansó y llamó a casa para pedirle a Vivían que fuera a buscarlo.
- ¡Hola!
- Ah eres tú, ¿está tu hermana?
- Federico, Vi se fue de viaje con James, se fueron un mes, ¿recuerdas?
- Lo olvidé, bueno, tomaré un taxi o un autobús para recoger a Cae de la escuela y luego iremos a casa, ¿te quedarás con nosotros?
- Ya me iba a recoger a Caetano, ¿dónde estás, paso a recogerte y luego vamos a recogerlo, qué te parece si luego vamos a comer algo? - hizo una pausa y luego continuó. - Fred, ¿cómo te fue?
- Hasta que salga la GC, no puedo conducir, le pediré a alguien que me recoja el coche aquí más tarde, me voy al colegio, nos vemos allí.
Federico fue al colegio de su hijo en autobús, al llegar se topó con Cristina aparcando el coche.
- Vaya, ¿tardaste tanto como yo en llegar?
- Si te lo digo, ¿prometes no reírte? - ella lo miró y vio que Federico ya se estaba riendo. - Ves, no he dicho ni una palabra y ya te estás riendo.
- ¡Dos opciones, una te perdiste en el tráfico y la segunda no pudiste conducir el transformer de James?!
- Las dos cosas, las calles aquí son terribles y este coche es para compensar lo que le falta, eso seguro.
Los dos van caminando uno al lado del otro por el pasillo de la escuela cuando uno de los profesores de Caetano detiene a Federico.
- Por fin conozco a su mujer. Mucho gusto, señora Rivero. Soy Lucile, la profesora de Caetano. Su hijo es gentil y caballeroso como su padre y, por supuesto, muy guapo como usted.
Cristina intenta deshacer el malentendido, mira a Federico que pone los ojos en blanco y lo niega, demostrando que no valdría la pena discutir. Federico coge entonces la mano de Cristina.
En ese momento una corriente eléctrica rodeada de emociones recorrió el cuerpo de ambos, e incluso la profesora Lucile sintió la vibración.
- Gracias por los cumplidos señora, pero mi mujer y yo tenemos que llevarnos a nuestro hijo, tenemos una cena familiar.
Sonrió a la profesora y besó la mejilla de Cris y de la mano se fueron a recoger a Caetano.
De camino a casa hubo un silencio incómodo, ni él ni ella sabían qué decir o explicar lo que sentían. Caetano, que jugaba en el asiento trasero del coche, ni se dio cuenta.
Federico, como siempre, cogió a su hijo, lo bañó, le dio de comer y luego le contó un cuento para dormir.Horas más tarde, sentado en la veranda con un vaso de tequila, observaba la noche y pensaba que de nuevo tenía que tomar decisiones, sus pensamientos divagaban y no vio cuando Cristina desnuda entró en la piscina. El sonido de ella cayendo al agua.
Federico vio sus curvas en el agua y se dio cuenta de que estaba desnuda. Al salir de espaldas a él, escuchó algo de él que le halagó.
- Sabes, pocas mujeres me han tocado como tú. Y verte así, madre mía.
Cristina cerró los ojos, estaba sonrojada, cogió su bata y se la puso, se giró mirándole y le dijo.
- Hasta puedo moverme, pero abrazarme es otra cosa, ¿estuviste ahí todo el tiempo?
- Haremos una retrospectiva, en realidad nunca nos peleamos. Te tiré los tejos sin saber que lo estabas, eres dulce como el limón y suave como el jalapeño. Creo que puedo manejarlo. Y sí, cuando caíste al agua, yo ya estaba aquí. ¿Aceptas? - dice ella y él le sirve un vaso.
Siguen hablando de lo que él haría y de lo que ella pretendía hacer, y así fue una, dos botellas y media de tequila, ella no podía equilibrarse y Federico la ayudó.
- ¿Débil para beber morena?
- No he cenado, la bebida sube rápido con el estómago vacío. - Ella le mira de otra manera. Ella mira con deseo y él responde. - Podría besar tu hermosa y caliente boca, ¿lo sabes?
- ¿Qué te lo impide?
Él la abraza y la besa con toda su voluntad y es correspondido con la misma intensidad.
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Cuentos cortos en español ✅
Fiksi PenggemarAquí encontrarás las historias o shortfics que escribí, pero ahora serán traducidas al español. Espero que los disfrute.