8.- Nikko Ikki

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—¿Qué? ¡Están marcando a Zian! Son demasiados sobre él, no podemos pasarle el balón. —se quejó Raichi para buscar otra alternativa al plan.

—Vimos su partido anterior, sabemos que eres el mayor goleador de este equipo. —reveló Nikko— No dejaré que anotes, Arey Zian.

Por alguna razón sentías alivio de que no fuera lo que pensabas, pero no podías bajar la guardia. De nada servía ocultar tu género si al final todo tu equipo iba a perder. Necesitabas escapar de esa barrera humana.

—Me acorralaron. No puedo ver a mis compañeros. —Pensaste— Todos estos tipos son más altos que yo, ¿qué hago?

Creíste que te mantendrían atrapada todo el tiempo, y lograron anotarle otro gol a tu equipo con suma facilidad al dejarlos sin su estrella.

—Déjenme ir, esto no es justo. —Su molesta estrategia te resultaba irritante, ¿tanto miedo tenían?

—Te marcaremos cada minuto de juego si es necesario.

Gracias a que se enfocaban en tí, Isagi logró hacerse con el balón y abrir un espacio para anotar. Lo cuál desvío la atención de tus acosadores.

—Mantenlos de rodillas, Zian. Yo me encargaré de esto. —Agradeció Yoichi con una sonrisa de complicidad, anotando el primer gol para el equipo.

—Isagi... lo hiciste. —susurraste con admiración, su gol fué directo y preciso como una bala. —Este... es el fútbol que tanto he querido jugar. Junto a personas iguales a mí. —Y en tu mirada, brilló esa parte que nunca le habías mostrado a nadie— Igual de egoístas.

Lograste escapar de Nikko y su muralla defensiva gracias a tu flexibilidad y menor estatura. Ligera como pluma, te alejaste lo suficiente para recibir el balón que sacó Kunigami y metiste el gol del empate.

Intentaron bloquearte de nueva cuenta en la siguiente oportunidad, pero ya conocías su estrategia, podías jugar con un ejército si era posible y nadie podría detenerte.

Al terminar el primer tiempo, ya habías humillado a tus rivales 5 - 2.

En el tiempo restante, el equipo Y aún no abandonaba las esperanzas de remontar, quedaban los últimos minutos del segundo tiempo. Aunque ya estabas baja de energía, ibas a tomar el balón si te lo pasaban, pero el delantero Oikawa te tiró al suelo abruptamente antes de que eso sucediera, ganándose una tarjeta roja y deteniendo el partido.

—¡Ziany! ¿Estás bien? —Bachira no dudó en darte la mano para ayudarte a estar en pie. Por suerte, el tacleo no te había hecho daño.

—¿Porqué me golpeó? Yo ni siquiera tenía el balón.

—Fué una falta grave, intentó lastimarte para que no pudieras seguir jugando. —explicó Chigiri entregándote una botella de agua— Será expulsado del partido. Y espero que también de Blue Lock o yo mismo le partire la cara.

—No tenía porqué hacer eso, de todas formas ya les ganamos.

—No, Bachira. —dijo Isagi con un a
ápice de rencor en su expresión facial. —Todavía quedan 5 minutos.

Se reanudó el partido en el que Isagi tomó el quinto gol, sepultando la carrera de sus contrincantes de forma infernal.

Estabas incrédula observando aquella escena. Con el gol de Isagi, el equipo Y cayó de rodillas, cansados y derrotados, además de verse humillados hasta el último minuto.

El equipo Z ganó 6 - 2.

—¡¡Ziaaany!!! ¡Lo hiciste! ¡Tú también, Isagi! Los dos son increíbles. —celebró Bachira abrazándolos por el cuello intensamente al volver del partido.

—Hey, egoísta, ese último gol fué estupendo. —elogiaste.

—¿Verdad que el apodo le queda bien? Primero elimina a Kira y ahora humilla a Nikko.

—Talvez exageré un poquito... —aceptó Yoichi rascándose la cabeza— pero quería anotar mi propio gol. No es justo que Zian se lleve toda la victoria.

—Felicidades equipo Z. —La pantalla del comedor se encendió y podían escuchar a Ego mientras lo veían comer fideos instantáneos. —Se salvaron gracias al amuleto de la suerte que tienen en su equipo. ¿Creen que no me dí cuenta?

—¿De qué hablas? ganamos justamente. — reclamó Kuon.

—De eso no tengo duda alguna. Sin embargo, ninguno de ustedes, además de Yoichi y Arey, fueron capaces de convertir el cero en uno. Por eso les quería dar un nuevo incentivo para demostrar que merecen estar aquí.

—¿Nos harán alguna prueba extra? —divagaste imaginando qué podría ser.

—Le daré un día libre a Zian por haber alcanzado 10 goles, el equivalente en puntos. Ese día será cuando se lleve a cabo el partido del equipo Z contra el equipo W.

—¿Qué? ¿Es una puta broma? ¿Cómo vamos a jugar siendo 10? —bufó Raichi en contra de la propuesta.

—¿Ese es un problema para tí, inútil de mierda? —retó Ego —Observa esto. Zian Arey. Si te pido que juegues tú solo contra un equipo entero, ¿crees que podrías ganar?

—Yo... —lo pensaste un momento a pesar de ser tan repentino, pero la respuesta era una— sí podría.

Aquello era fácil, sobre todo para una niña que siempre jugó sola.

—No eres nada modesto, ¿eh? A eso, queridas gemas, se le llama egoísmo absoluto.

—¿Y qué pasará si Zian no juega con nosotros? —cuestionó Kunigami— ¿Eso no lo afectaría negativamente?

—Tal como un estudiante genio no necesita hacer un examen académico porque es evidente que aprobará, Arey Zian ha quedado exento del siguiente partido. Es decir, que aún si su equipo pierde, seguirá en Blue Lock. Si quieren sobrevivir, hagan más goles que él o no pierdan. Hasta entonces, se quedan sin su anotador estrella.

Después de la cena, te presentaste en la puerta de salida para recibir las indicaciones de tu día libre y en el pasillo viste a Nikko, apoyado en la pared.

—A tí te esperaba.

—Nikko...

—Esa arma tuya. ¿Cómo es que la llamas? Jamás había visto reacciones letales como las que haces. Ni siquiera miras el balón cuando ya estás tirando a portería.

—Eh, bueno... Yo la llamo reacción inmediata. No tiene más ciencia.

—Carece de sentido. Entiendo que quieras ocultarlo, es un talento envidiable. Mi arma son mis ojos y mi cerebro, pero aún con eso, no fuí capaz de detenerte. ¿Qué necesito para ser como tú?

—Pues... —Intentaste pensar en algo rápidamente, pero tu mente estaba en otro lado. —perdon si respondo con otra pregunta. ¿Dijiste que tus ojos son tu arma? ¿Cómo ves detrás de ese flequillo?

—¿Ah? Veo perfectamente, aunque no lo creas.

—¿Puedo verlos?

—¿Qué? Es que...

—Si me muestras, responderé a tu pregunta.

—Bien. —suspiró Nikko levantando el cabello de su frente para que pudieses apreciar el verde esmeralda de sus grandes ojos. —Suficiente. —dijo avergonzado al tener tu rostro tan cerca, invadiendo su espacio personal. —Tu turno.

—Claro, lo que necesitas hacer si quieres alcanzarme es dejar de pasarle el balón al idiota de Oikawa y tirar a portería. Eres un delantero, ¿no? —sonreíste palmeando su hombro—  Muchas gracias, Nikko. Tienes unos ojos hermosos.

Seguiste tu camino dejándolo boquiabierto, por tu trato sensible y tu elogio sincero. Sus mejillas enrojecieron, lo hiciste dudar de su sexualidad.

—Qué pena. Si tan sólo fuera una chica.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora