66.- Reencuentro

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—Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarle? —preguntó la chica que atendía la caja registradora en aquella farmacia. Conquistada al instante por el atractivo jóven que se le había acercado, con una mano sobre la nuca, intentando mantener la decencia.

—Ah, yo... necesito una... —giró su rostro hacia afuera, donde estabas esperando tras la puerta de vidrio, levantándo ambos pulgares en muestra de apoyo.

—¡Ánimo, Rin! —dijiste sonriendo en complicidad aunque no pudiera escucharte, supo lo que decías por la forma en que moviste los labios.

—Hmm... Una píldora anticonceptiva. —resolvió valiente.

—Oh, claro, dame un momento.—Por su parte, la cajera se desilusionó al saber que ese chico ya tenía dueña. — Aquí tienes.

—Gracias, ¿cuánto es?

Un minuto después, salió de la farmacia con una vena saltándole en la frente mientras te daba el medicamento.

—Toma. La próxima vez recuérdame cuidarte. ¿Cómo puede una maldita pastilla costar tanto?

—Lo siento... te pagaré si quieres.

—Olvídalo, no tienes que pagarme, pero considera empezar a cargar condones en tu bolsa cada vez que nos veamos.

—Tú... no eres nada sano.

—Vamos, te acompaño a tu casa.

—Pero vivo algo lejos, tu casa está más cerca.

—¿Uh? ¿Quieres meterte en mi casa y dormir en mi cama? ¿Qué te acabo de decir?

—Tonto, lo decía porque te haré más largo el camino si dejo que me acompañes. Iré a tomar el metro.

—Hmm... Bien, te llevo a la estación.

—Gracias Rin, la verdad es que eres un chico adorable y cariñoso.

—¿Porqué piensas eso?

—No estoy segura, pero creo que es... como si ya te hubiera conocido en otra persona. En fin, no me hagas mucho caso, estoy hablando de más.

—Qué raro. —dijo sarcástico, esbozando una media sonrisa.

Te despediste de Rin antes de subir al metro, observando su rostro con nostalgia, como si ya lo extrañaras. Sabías que no iría a verte al aeropuerto, pero ya te había dicho lo necesario.

—No olvides que seguimos siendo rivales, aunque seamos novios. No seas la misma delantera cuando regreses, pero sé la misma tú.

Sus palabras no serían tomadas a la ligera. Tu determinación estaba más clara gracias a él. El viaje a Alemania sería tu mayor oportunidad para ser la única protagonista de ahora en adelante.

—Pase lo que pase, sea como sea, aprovecharé el aprendizaje que obtenga en esta misión.

Llegaste al aeropuerto con dos horas de anticipación. El vuelo estaba por partir a las 7 am. La emoción te había impedido dormir en toda la noche. Ansiabas ese futuro donde dejarías tu nombre grabado a nivel mundial para siempre. Mientras tu madre buscaba un café para mitigar el frío de la mañana, te sentaste en una banca, a la espera del llamado.

—¿Llegué muy temprano? —Escuchaste la voz que te sacó de tus pensamientos y te encontraste con alguien que no esperabas, pero te alegraba saber que eras importante para él.

—¡Nikko!

Él se sonrojó al ver tu reacción y se rascó la cabeza.

—No sabía que te agradaría verme. Isagi me dijo que podía venir a despedirte.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora