—Alemania, aquí me tienes. —El vuelo aterrizó a las 3:pm después de 15 horas. Estiraste las piernas cuando bajaste del avión. El aeropuerto parecía un área fantasmal en comparación con la animada despedida en Japón.
El clima era caluroso en comparación, querías quitarte el suéter que llevabas encima, pero tenías un par de marcas de chupetes en el cuello que no habías notado hasta ese momento.
—Itoshi Rin. —gruñiste por lo bajo, poniéndote la capucha encima.
Tu padre ya se encontraba en la sala de espera, vigilándote como un halcón, de porte recto y brazos cruzados.
—Hola, papá. —bajaste la cabeza con culpa, esperando su regaño.
—¿Cómo estuvo tu vuelo?
—Bien, dormí bastante. —respondiste sin verlo a la cara— ¿Cómo está la abuela?
—Ella está, uh...
—¿Cómo crees que estoy? ¡Con muchas ganas de ver a mi nieta! —la señora de avanzada edad, pero aún de enérgica movilidad empujó a tu padre para darte un fuerte abrazo— ¡Bienvenida, Ary!
—Yo le insistí en que no viniera... por lo de su cadera. —justificó tu padre.
—Oh, cállate. Ningún malestar del diablo me impedirá recibir a mi querida Ary. —contestó la señora, sin dejar de apapacharte.
—Ahora recuerdo porqué me agrada tanto mi abuela. Ella es la única que aún reprende a mi padre como si fuera un niño.
—¡Tu hermano y tú se parecen tanto! —elogió tomándote de los hombros para apreciar tu rostro y luego susurrarte.— sobre todo en tacones.
—Hmm... mamá. —se quejó tu padre al escucharla.
—Que tú te calles.
Apenas reconocías la casa de tu abuela cuando llegaron. Tus recuerdos de infancia eran borrosos, la última vez que estuviste ahí tenías 6 años y era navidad, cuando tu abuelo paterno todavía vivía y hasta tenían un perico que insultaba en Alemán.
Lo único que quedaba eran habitaciones vacías de los hermanos fallecidos de tu padre durante la guerra, a los cuales no conociste. Y una tía de 40 años y sin hijos que nunca se casó. El panorama era triste desde esa perspectiva. Eran los escombros familiares después de un pasado tormentoso que se intentaban mantener en pie.
Subiste a la habitación para dejar tu maleta, cenaste con tu familia paterna. Tu abuela te ofreció cerveza, pero tu padre no te dejó probarla, a pesar de que en Alemania se podía beber desde los 16. Era el único día que podrías cenar con ellos, pues al día siguiente te esperaba el comienzo de un nuevo reto.
Llamada entrante de Ego Jinpachi.
—¿Eh? ¿Hola? —contestaste con voz ronca y adormilada en medio de la oscuridad. Tu cabello embarañado cubría tu rostro y la mitad de tu cuerpo seguía enredado con las sábanas por lo inquieta que dormiste, haciendo movimientos de sonámbula, simulando patear un balón.
El susodicho, desde la otra línea, ni siquiera se había molestado en darte los buenos días. Una actitud típica de su extraño carácter.
—A raíz de las victorias de Noel Noa, Alemania ha estado ganando popularidad y sobrevaloración, lo cuál infló incluso los egos del equipo femenil y eso las volvió más competitivas, por lo que no es de extrañar que también allí se encuentre la actual mejor delantera del mundo. Su nombre es Klarisse Reyne. Si quieres jugar en la siguiente liga masculina que estoy preparando, tendrás que vencerla en un partido nacional, el cuál será transmitido en vivo en 7 días.
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ZIAN [+18]
Fanfiction• Bluelock x tú Eres una gran delantera que ama el fútbol, pero nunca has jugado en un equipo de hombres. Infiltrarse en Blue Lock sin saber de qué se trataba fué tu mayor error. Mientras intentas sobrevivir, aprenderás por las malas el largo camin...