ZIAN [+18]

70.- Declaración de guerra

—Ya casi está todo listo. Un patrocinador más y nos vamos. Estoy ansioso por unirme a ese proyecto. — El jóven rubio disfrutaba de una bebida alcohólica mientras clavaba pequeñas agujas en las caras de los inversionistas que habían apostado por Bluelock después del furor causado por la victoria contra la Sub-20— Oye, Ness, ¿me estás escuchando?

El otro chico jugueteaba arrancando uno tras otro los pétalos de una rosa azúl, preguntándose si volvería a verte o no.

—¡Ah! Kaiser, estaba distraído, ¿qué decías?

—¿Distraído? Que raro en tí prestarle atención a otra cosa en mi presencia. —se quejó arqueando una ceja. 

—Es que... hoy conocí a alguien. —confesó sonrojándose al volver a recrear todas las imágenes de su encuentro.

—¿Ah? ¿En qué momento? Tú nunca sales con nadie. Así que estás comenzando a madurar ¿eh~? ¿Y quién es?

—No lo sé, no pregunté su nombre, pero es una nueva miembro del club femenino.

—¿Nueva miembro? Reyne no me dijo nada, y eso que me cuenta hasta lo que no le pregunto.

—Talvez no le cae bien, le hicieron una novatada hoy. —explicó sin entrar en detalles— En realidad, es muy bonita.

—Vaya, vaya, Ness. —Le dió una palmada en el hombro y se inclinó hacia él— Felicidades, estás enamorado, pero elegiste un mal momento, en una semana nos vamos a Japón.

—Ya lo sé. Planeo pedirle su número y tener al menos una cita antes de irnos.

—Bien por tí. A mí me está esperando esa dulce e intrépida dama, digna de mi exigente persona.

—¿Reyne? —Ness se incorporó de golpe en su lugar.

—Pff... no me jodas. Ella no...

—No, Kaiser, es Reyne. —señaló la cámara de seguridad del departamento— Está llamando a la puerta. Le prometiste esa cita por haberla dejado plantada en la mañana.

—Tsk... Recuérdame porqué tengo que hacer esto. —dijo levantándose para ponerse el abrigo.

—El dinero de su padre. Tienes que convencerlo de que tienes una relación con ella para que invierta en el proyecto y podamos irnos.

—Me siento como un estafador. Lástima que su dinero no sea para mí. Ya me habría retirado. Qué denigrante es venderse a una hija de papi por una buena causa.

—Demasiado sarcasmo, Kaiser. Ya tienes que irte o empezará a...

—¡¡¡¡MIICHAEEEEEL!!!! —Gritó la impaciente chica a todo pulmón. Ambos tuvieron que cubrirse los oídos, mirándose mutuamente con una mueca de temible desagrado.

En el deportivo femenil, te acercaste a la encargada de limpieza, que era la única a la vista para preguntarle si había visto tus cosas.

—Ah, sí, alguien vino a traer una maleta con esa descripción. Está en la caja de cosas perdidas. —señaló una bodega cercana.

Agradeciste en japonés por costumbre, dejando a la mujer confundida. Tomaste tus pertenencias y te pusiste tu ropa mientras maldecías.

—Ni siquiera fuí capaz de arreglármelas en el primer tiempo. ¿Cómo pueden permitirles jugar tan sucio? ¿Qué tontería de reto es este, Ego? —Terminaste el partido antes de lo esperado y tu padre pasaría por tí hasta el atardecer.— ¿Qué voy a hacer el resto del día? 

—Zian, ¿eres tú? —La voz femenina ya conocida te hizo voltear hacia su dirección, reconociéndola porque se había dirigido a tí en idioma japonés.